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McAllen ¿México?

José Luis B. Garza

9 de febrero, 2011

Hace unos días  los representantes de diversas instituciones de la ciudad de McAllen se reunieron para  escuchar  el informe de su alcalde, Richard Cortez. Estuvieron prácticamente  todos los que, desde diferentes ángulos, contribuyen a mantener un desarrollo económico donde, casi literalmente, la recesión que se dejó sentir en la Unión Americana no  afectó la vida, ni de McAllen, ni del resto de las poblaciones del llamado Valle de Texas.

Desde luego que al evento  asistieron representantes de organismos económicos y autoridades del lado mexicano. En esta región fronteriza es ya parte  del protocolo que asistan los alcaldes del lado texano a los informes de los presidentes municipales y viceversa.

Una cosa es cierta y ampliamente aceptada: Esa prosperidad no sería tan  impactante sin la contribución de los mexicanos.

Si bien esto puede ser evidente para los residentes fronterizos, para quienes  viven al interior de Tamaulipas o de otros estados no colindantes con Texas la percepción puede no ser tan clara. Eso incluye a los propios estadounidenses de otras latitudes.

El fenómeno del fortalecimiento económico del Valle de Texas no es exclusivo de esta parte del sur de los Estados Unidos, pero difícilmente se va a encontrar un punto  en esta región donde se manifiesta con tal fuerza.

Un estudio, realizado en el año 2009 por la Universidad Texas PanAmerican de Edinburg, indicaba que los consumidores mexicanos que acudieron a realizar compras en la frontera estadounidense representó una derrama de 40 billones de dólares anualmente. Cierto, en algunas regiones por factores de inseguridad o bien de controversias políticas se han dado cambios en  esos montos, pero no en el área de McAllen.

Desde hace algunos años el auge de las plantas maquiladoras propició una gran inversión en la frontera que lo mismo benefició a ciudades como Nuevo Laredo y Matamoros, por citar algunas, que a sus vecinas en la frontera texana. Importantes capitales relacionados con la industria se asentaron en la región y lo mismo crearon empleos en el lado mexicano como en el americano. Insumos, transporte, servicios profesionales fueron requeridos, además, para hacer posible este auge. Hoy, a reserva de una evaluación  apropiada, aunque quizá en  menor medida, las maquinadoras siguen siendo un factor importante en la vida económica regional.

Sin embargo, se ha pasado a o tras etapas.

Aunque, ciertamente, desde hace tiempo muchos ciudadanos mexicanos decidieron, además de  ser asiduos consumidores de productos y servicios, adquirir propiedades en el sur de Texas, factores como  nuevas opciones de negocios, oportunidades de internacionalizar o, en algunos casos, globalizar sus empresas y, hay que admitirlo, la inseguridad manifiesta en los últimos tiempos en algunas regiones de México, o simplemente  porque cuentan con el capital necesario para hacerlo, ha dado lugar a que se multipliquen los que han tomado la decisión de vivir en esta región.

Es decir, muchos mexicanos, de consumidores de productos, han pasado a ser compradores de propiedades con la consecuente contratación de servicios públicos. Todo eso reporta una ganancia a la región, particularmente a quienes cobran impuestos: ciudades, condado y gobierno federal.

Pero como parte de esta avalancha mexicana se han abierto oportunidades también a empresas mexicanas que con la evolucionada composición demográfica y económica del Valle de Texas se les abren nuevos campos de acción. Los efectos de este  impulso económico quiérase o no  contribuyen también al fortalecimiento de empresas mexicanas. Instituciones financieras, de seguros, de transportes, etc incursionan ya exitosamente en la Unión Americana y sirven, a su vez, de conexión con su país de origen.

Todo esto, de alguna forma, por la dependencia de familias en México de quienes se convierten en paisanos radicados en  territorio estadounidense, también se transforma en divisas que directamente  benefician a muchas familias  mexicanas.

En fin, se vive una nueva etapa de vida, de forma de hacer  negocios y de relaciones humanas entre habitantes de dos países que la geografía los convierte en  depositarios de un destino común sin importar que aparentemente los divida una frontera.

Desde luego, no se pretende ver todo con un exagerado optimismo. Problemas los hay, pero eso es otro capítulo. Habrá que abordarlo también en su oportunidad. Email: pepebgarza@yahoo.com

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