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Turismo en chino

Raúl HERNANDEZ

27 de febrero, 2011

El fin de semana pasado se realizó una reunión que bien pudo atraer a los más prestigiados paleontólogos y arqueólogos, o de perdido a Indiana Jones. La reunión   tuvo como objetivo principal encontrar y atraer una especie en extinción; turistas estadounidenses.

Convocados  al Foro de Participación Ciudadana con el tema del Turismo, diversos ponentes  coincidieron en la necesidad de reactivar el turismo estadounidense, en especial, el médico,  el cual se acabo desde  hace algunos años.

Y no solo se acabó el turismo médico, el de los pacientes que venían a Nuevo Laredo a consultar con el médico general, los dentistas, los dietistas, los cirujanos plásticos, con los especialistas en general  y de paso aprovechaban para ir a comer, para ir al cine, para tomarse una cerveza. También se acabó el turismo de todos aquellos que venían con  el mecánico, con el carpintero, con el de la imprenta, a los bares, a los restaurantes, a los antros.

Hasta hace algunos años, cada vez que un servidor iba  con  el peluquero, al que tengo 20 años de conocer, tenía que esperar entre una hora y una hora y media para ser atendido, pues siempre había entre 6 y 8 clientes por delante, tanto en las horas de la mañana, como al mediodía o la  tarde-noche. Siempre era igual. Siempre  tenía  clientes sobrados. Hoy, en cambio,  suele haber uno o dos clientes por delante y a veces esta solo. Esta ausencia de clientes no es porque la gente de Nuevo Laredo ya no se corte el pelo, lo que ocurre es que los clientes de Laredo dejaron de  venir.

Por lo que respecta al turismo médico, los hospitales y médicos de Nuevo Laredo ofrecen precios que pueden ser  hasta un 70 por ciento más  bajos que los de Laredo y  hasta más y este es un poderoso atractivo.

Por ejemplo,  instalar frenos dentales anda en Nuevo Laredo en algo así como 2 mil dólares y en la vecina ciudad se cobran  en unos 6 mil dólares. Un parto aquí anda en unos 15 mil pesos en los  hospitales privados o en 6 mil en los públicos, en tanto que en la vecina ciudad anda arriba de los 10 mil dólares.

El costo de las medicinas también ofrece diferencias escandalosas y eso hablando de medicamentos de marca,  pues si se les compara con los genéricos, los  laredenses terminan riéndose de lo bajo que son.

Los estadounidenses, incluidos nuestros  familiares y amigos que viven en Laredo, Texas, no  quieren venir a Nuevo Laredo porque tienen  miedo de ser víctimas de la delincuencia organizada. Están tan espantados que cuando uno escucha sus  explicaciones de porqué no quieren venir,  uno termina convencido de que ellos creen que  cuando salimos a las calles lo hacemos  en  tanquetas y que cuando  caminamos por las banquetas usamos un traje estilo robo-cop para protegernos de  franco tiradores.

Atraer a los turistas estadounidenses  esta en chino. Lograrlo será una labor titánica, en la que se requiere de  mucha iluminación en las calles, de limpieza, de una seguridad casi personalizada, de mucha difusión para que se genere un  clima de confianza. Pero sobre todo se requiere de una nueva actitud de atención y servicio, en la que autoridades, prestadores de servicio y la población en general, trate a los turistas de la misma forma en que queremos que se nos trate cuando nosotros vamos en calidad de turistas a cualquier ciudad de los Estados Unidos.

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