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Campesinos crucificados

Fernando Acuña

16 de marzo, 2011

   Se  llama Cruz López Aguilar. Viste  una camisa roja escarlata. Y cuando  habla podemos ver su pelo color ceniza  en  la megapantalla del Poliforum. Es el operador parlamentario de la  CNC, un membrete priísta que en los tiempos de Salinas, presidía otro tamaulipeco, llamado Hugo Andrés Araujo.

      Ninguno de ellos  ha hecho gran cosa por evitar el empobrecimiento masivo  de los  trabajadores  agrícolas. Sin embargo, ocupan  y  seguirán ocupando puestos relevantes en la alta burocracia política. Ayer, Cruz  se trajo a Tamaulipas, toda su comparsa legislativa. Sesionaron  con todo  glamour, entre sorbitos  de agua  y poses  de intelectuales rancheros.

     En  la actualidad,  la  CNC  sufre  una creciente descomposición programática  y de principios. Basta   con  analizar  la historia de sus organizaciones fundacionales, para darnos cuenta como  todavía  en los cincuentas  ó sesentas, del siglo pasado, los liderazgos agraristas, asumían una actitud  digna  e independiente, ante  las políticas oficialistas.

     Movimientos como el de Rubén Jaramillo, son más que elocuentes. Hoy,  no sin  tristeza, podemos ver que, los pleitos  de las dirigencias campiranas  se reducen a disputas por el poder y por el dinero.

      Mientras eso sucede,  los ejidos  siguen sufriendo una erosión  social y demográfica sin precedentes. Estas comunidades, emblemáticas del México rural,  se han convertido en asilos  de ancianos  que  deambulan como fantasmas  por  las veredas y  caminos  polvorientos. La realidad  en estos parajes  es desesperante: en la actualidad  22 mil de los  32 mil ejidos en el país,  se han  quedado  sin jóvenes. Las  nuevas generaciones  han emigrado  hacia las ciudades. O bien se han aventurado  allende la frontera, en la fantasmagórica búsqueda del sueño americano.

      Ayer cuando  veíamos  la piel cuidadita,   y reluciente  de  Cruz  López, nos preguntábamos  si  éste  personaje, sabrá  de los sinsabores  padecidos  por  el proletariado agrario en nuestro  país. Y no solo Cruz, pues muchos de sus homólogos  legislativos   que constituyen  la comisión de agricultura en el  Congreso de la Unión,  llegaron ahí  por  las vías del dedazo, el amiguismo  y el compadrazgo.

   De  tal suerte que, ayer,  en el Poliforum solo  fue representado  un teatro. Una obra alejada  totalmente  de la realidad. Si usted no me cree,  tan solo pregúntese, ¿Qué pueden saber  del campo tamaulipeco, personajes como Roberto Salinas, el panista delegado federal de SAGARPA  que se la pasa  corriendo en maratones,  y cuidando  su figura en   los campos  del Upyset..? Obviamente que,  la mencionada  dependencia solo le sirve para hacer  grilla  y negocios. Pero  de los campesinos, ni se ocupa, porque su perfil  está muy alejado de esa  problemática.

        En  la actualidad  Roberto  se está  preparando para correr  los  40 kilómetros  del maratón de la naranja  Victoria—Santa Engracia que organizan  los hermanos  Martínez  Brohez. De  eso,  los medios  le pueden preguntar,  y  podríamos asegurar que sabe mucho. ¿Pero  de las angustias  existenciales  de los campesinos de nuestro estado..?   Simplemente no sabe nada.

   Pero  no solo en el  PAN  se cuecen  habas. Imagínese  usted  a  personajes como  Alejandro Guevara  Cobos  ó  Edgar  Melhem Salinas por Río Bravo. Ya no se requiere que algún cartonista   los  satirice.  Ellos mismos   ya son una triste caricatura  de  representantes  campesinos  en la máxima tribuna legislativa  de la nación.

   Se  trata de dos chavos pachangueros, que  se dan la  dolce vita a costillas  del presupuesto  parlamentario. Se la pasan  disfrutando  de los privilegios que les otorga,  haber  sido nominados a una curul   de origen rural, cuando  toda su vida  se la han pasado  en  las ciudades. En  resumen,  ayer en  el Poliforum, lo que se vivió fue  una  dolorosa incongruencia.

   Una  burda mascarada  de lo que  realmente  ocurre  en el campo mexicano. ¿Cómo quiere que les llamemos a estos  tartufos  del surco  y del arado..?  ¿Impostores..?   O simplemente  payasos de  una realidad  agropecuaria, que  agoniza, atada a los designios del Fondo Monetario  Internacional  y el libre mercado..?

   De  todo había  ahí: juniors, maratonistas  de élite, empresarios, comerciantes..de todo..menos representantes campesinos. ¡Pobres montes tamaulipecos..!

¡ Pobres de sus familias!  Tan alejadas de los diputados..y tan cercanas a la extinción.

--------EL  BUNKER  DE BLADIMIR------------

     Contra  el viento y la marea  de las huestes  arnulfistas,  la realidad  es la siguiente: Bladimir  Martínez,  conocido en  el mercado  negro de la polaca, como “El Blady”, ocupa  la oficina con mayor poder en la SET, es decir  la Subsecretaría  de Educación  Básica. Acertó  usted, estimado lector,  la misma que en un tiempo  ocupó  Luis Humberto Hinojosa,  el legendario “oso”.

     Por cierto,  ahora que  fuimos a Palmillas con el gober Egidio,  alguien entre la raza,  soltó  un  comentario, como para  derretir el hielo: “oigan, dicen que por estos montes  del IV  distrito, hay mucho oso”. ¿Pero no el “plantígrado  de  la SET verdad?, les replique.  Uno de los compañeros, agregó: “pues ese va a seguir  en la congeladora”  El gober sonrió, como diciendo  que estábamos en lo cierto.

       Y  bueno  siguiendo con el tema educativo,  la verdad es que, cada quien sigue presumiendo su versión. El Blady presume que  despacha en ,la oficina con más  power  de la calzada de Tamatán, y los  arnulfistas  presumen que  la firma  del  Blady, sigue sin aparecer en los documentos. Dicen que firma  Diódoro por él. Diodorín arropa a Blady, lo mima, lo apapacha, upps.

    Mientras sean peras o manzanas,  lo cierto es que   hace  dos días  vimos  al dirigente  sindical Arnulfo Rodríguez  trepado en  el asiento trasero de un tsurito. De no ser por  los bigotes de palmera,  no lo hubiese reconocido. El  famoso “político”  anda con muy bajísimo perfil. Me imagino que por un lado, el tema de la inseguridad, y por el otro, como que  ya no son tan constantes  sus visitas  a palacio. Aunque, no se equivoque, pues mientras dirija la Sección XXX, tendrá  un  seguro de poder, llamado “Elba  Esther”.

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