Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
16 de marzo, 2011
Se llama Cruz López Aguilar. Viste una camisa roja escarlata. Y cuando habla podemos ver su pelo color ceniza en la megapantalla del Poliforum. Es el operador parlamentario de la CNC, un membrete priísta que en los tiempos de Salinas, presidía otro tamaulipeco, llamado Hugo Andrés Araujo.
Ninguno de ellos ha hecho gran cosa por evitar el empobrecimiento masivo de los trabajadores agrícolas. Sin embargo, ocupan y seguirán ocupando puestos relevantes en la alta burocracia política. Ayer, Cruz se trajo a Tamaulipas, toda su comparsa legislativa. Sesionaron con todo glamour, entre sorbitos de agua y poses de intelectuales rancheros.
En la actualidad, la CNC sufre una creciente descomposición programática y de principios. Basta con analizar la historia de sus organizaciones fundacionales, para darnos cuenta como todavía en los cincuentas ó sesentas, del siglo pasado, los liderazgos agraristas, asumían una actitud digna e independiente, ante las políticas oficialistas.
Movimientos como el de Rubén Jaramillo, son más que elocuentes. Hoy, no sin tristeza, podemos ver que, los pleitos de las dirigencias campiranas se reducen a disputas por el poder y por el dinero.
Mientras eso sucede, los ejidos siguen sufriendo una erosión social y demográfica sin precedentes. Estas comunidades, emblemáticas del México rural, se han convertido en asilos de ancianos que deambulan como fantasmas por las veredas y caminos polvorientos. La realidad en estos parajes es desesperante: en la actualidad 22 mil de los 32 mil ejidos en el país, se han quedado sin jóvenes. Las nuevas generaciones han emigrado hacia las ciudades. O bien se han aventurado allende la frontera, en la fantasmagórica búsqueda del sueño americano.
Ayer cuando veíamos la piel cuidadita, y reluciente de Cruz López, nos preguntábamos si éste personaje, sabrá de los sinsabores padecidos por el proletariado agrario en nuestro país. Y no solo Cruz, pues muchos de sus homólogos legislativos que constituyen la comisión de agricultura en el Congreso de la Unión, llegaron ahí por las vías del dedazo, el amiguismo y el compadrazgo.
De tal suerte que, ayer, en el Poliforum solo fue representado un teatro. Una obra alejada totalmente de la realidad. Si usted no me cree, tan solo pregúntese, ¿Qué pueden saber del campo tamaulipeco, personajes como Roberto Salinas, el panista delegado federal de SAGARPA que se la pasa corriendo en maratones, y cuidando su figura en los campos del Upyset..? Obviamente que, la mencionada dependencia solo le sirve para hacer grilla y negocios. Pero de los campesinos, ni se ocupa, porque su perfil está muy alejado de esa problemática.
En la actualidad Roberto se está preparando para correr los 40 kilómetros del maratón de la naranja Victoria—Santa Engracia que organizan los hermanos Martínez Brohez. De eso, los medios le pueden preguntar, y podríamos asegurar que sabe mucho. ¿Pero de las angustias existenciales de los campesinos de nuestro estado..? Simplemente no sabe nada.
Pero no solo en el PAN se cuecen habas. Imagínese usted a personajes como Alejandro Guevara Cobos ó Edgar Melhem Salinas por Río Bravo. Ya no se requiere que algún cartonista los satirice. Ellos mismos ya son una triste caricatura de representantes campesinos en la máxima tribuna legislativa de la nación.
Se trata de dos chavos pachangueros, que se dan la dolce vita a costillas del presupuesto parlamentario. Se la pasan disfrutando de los privilegios que les otorga, haber sido nominados a una curul de origen rural, cuando toda su vida se la han pasado en las ciudades. En resumen, ayer en el Poliforum, lo que se vivió fue una dolorosa incongruencia.
Una burda mascarada de lo que realmente ocurre en el campo mexicano. ¿Cómo quiere que les llamemos a estos tartufos del surco y del arado..? ¿Impostores..? O simplemente payasos de una realidad agropecuaria, que agoniza, atada a los designios del Fondo Monetario Internacional y el libre mercado..?
De todo había ahí: juniors, maratonistas de élite, empresarios, comerciantes..de todo..menos representantes campesinos. ¡Pobres montes tamaulipecos..!
¡ Pobres de sus familias! Tan alejadas de los diputados..y tan cercanas a la extinción.
--------EL BUNKER DE BLADIMIR------------
Contra el viento y la marea de las huestes arnulfistas, la realidad es la siguiente: Bladimir Martínez, conocido en el mercado negro de la polaca, como “El Blady”, ocupa la oficina con mayor poder en la SET, es decir la Subsecretaría de Educación Básica. Acertó usted, estimado lector, la misma que en un tiempo ocupó Luis Humberto Hinojosa, el legendario “oso”.
Por cierto, ahora que fuimos a Palmillas con el gober Egidio, alguien entre la raza, soltó un comentario, como para derretir el hielo: “oigan, dicen que por estos montes del IV distrito, hay mucho oso”. ¿Pero no el “plantígrado de la SET verdad?, les replique. Uno de los compañeros, agregó: “pues ese va a seguir en la congeladora” El gober sonrió, como diciendo que estábamos en lo cierto.
Y bueno siguiendo con el tema educativo, la verdad es que, cada quien sigue presumiendo su versión. El Blady presume que despacha en ,la oficina con más power de la calzada de Tamatán, y los arnulfistas presumen que la firma del Blady, sigue sin aparecer en los documentos. Dicen que firma Diódoro por él. Diodorín arropa a Blady, lo mima, lo apapacha, upps.
Mientras sean peras o manzanas, lo cierto es que hace dos días vimos al dirigente sindical Arnulfo Rodríguez trepado en el asiento trasero de un tsurito. De no ser por los bigotes de palmera, no lo hubiese reconocido. El famoso “político” anda con muy bajísimo perfil. Me imagino que por un lado, el tema de la inseguridad, y por el otro, como que ya no son tan constantes sus visitas a palacio. Aunque, no se equivoque, pues mientras dirija la Sección XXX, tendrá un seguro de poder, llamado “Elba Esther”.