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La niñez del gabinete

Fernando Acuña

29 de abril, 2011

Hoy  es 30 de abril, día asociado con risas, paseos, dulces  y juguetes. Pero también con  los cuentos,  con  la imaginación y con los recuerdos. Mi abuelito solía decir que el corazón no envejece, y que  la piel es la que se va marchitando. Dicen que el niño que fuimos ayer, determina al adulto  del presente.

      A los tres años de edad, el pequeño Mozart le pidió a su papá que le enseñará a tocar el piano. Dicen que Albert Einstein fue un niño que hasta los cuatro años, aun no hablaba. Pero  un día, al estar tomando sus alimentos, exclamó: ¡la sopa está demasiado caliente! Los padres le preguntaron: ¿y porque nunca habías hablado..? Porque  hasta ahora, todo estaba en orden.

  Kafka fue un niño temeroso, solitario e introvertido. Oscar Wilde fue obligado en su infancia a vestir como una niña, pues sus padres no podían superar  el fallecimiento de su hermanita mayor. Fue un niño que no participaba en los juegos de los demás y se refugiaba en la lectura. Y  así por el estilo podemos  reseñar,  la infancia de personajes famosos. Pero…¿se han preguntado ustedes como sería la infancia de quienes hoy integran el gabinete que encabeza  Egidio Torre Cantú..?

  He  aquí  algunas  respuestas:

  A  Mónica  González  García, la actual  Secretaria  de Desarrollo  Económico, le gustaba  ver los programas del “Chavo del  Ocho”  y  “Tío Gamboín”. Le gustaban  las bicicletas, los patines  y las muñecas barbies.

  Al  Secretario  de Salud, Norberto Treviño García Manso, le gustaba platicar con su padre en el jardín. Y  jugar con su hermana Teresa, la desaparecida atleta de prestigio internacional,  de la cual hay una placa  a  la entrada  del estadio Marte R Gómez.  Al  niño Norberto le  gustaba también jugar al trompo, a las canicas  y al yoyo.

  El  Secretario de Educación, Diódoro Guerra Rodríguez,  fue un niño apasionado por el beisbol. Le gustaba jugar con sus amiguitos, con pelotas que ellos mismos fabricaban. En  la escuela, las materias  que más  le  atraían eran las matemáticas,  la física  y la química. El  pequeño Diódoro,  se escapaba  frecuentemente  a nadar con sus amigos al Río Bravo..ello le costó, en algunas ocasiones,  una  que otra regañadilla  de sus padres. Pero  después,  con sus altas calificaciones lo compensaba.

  La  Secretaria  de Desarrollo Social, Blanca Dinorah Guerra,  guarda  memorables recuerdos de su infancia, ubicada en un área rural de la frontera. Era una colonia de PEMEX, ubicada en la periferia reynosense. Ahí  esta niñita  acostumbraba pasear en bicicleta. De los programas de la tele, le gustaban los “Picapiedra”,  “Tom  y Jerry”  y  los “Supersónicos”.

  Pero  también  la niña  “Dinhorita”  le entraba con ganas a los dulces. Sus preferidos eran los de leche con nuez,  de calabaza  y  los ates  de membrillo.

  La niña  Dinorah salía  al campo con sus padres. Pero en otras ocasiones solían pasar largas  temporadas en  casa. Ahí se divertían con juegos de mesa como las damas chinas o inglesas, o bien se divertían jugando a las escondidas. Junto con chiquitines de su edad, Dinorha  jugaba a la lotería  y a la matatena.

     Jamás quiso  regalar a sus muñecas, pese a que su madre le compraba nuevas. Pero  un día su hermano Abel regaló  algunas de sus  monas viejitas  a  niñas que no tenían juguetes. Desde  entonces, según la hoy psiquiatra, decidió donar todas sus muñecas que había acumulado, y estaban pasadas de moda.

  Otra historia más:  en su infancia, a la niña Liby García Cabriales, le gustaba leer, porque sus padres  tenían libros en su casa. Pero  también, entre sus aficiones  favoritas destacaba la de subirse a los árboles de mango,  hasta  las  últimas  ramitas, para comerse los mangos más jugosos.

  Le   fascinaban  los juegos callejeros como  el bebeleche,  el avión  y las matatenas. A  las muñecas  no les  hacía  el feo, pero  no le gustaban tanto como las diversiones  ya mencionadas.

  Al  Subsecretario  del Empleo, Carlos Sánchez, le gustaba mucho jugar al beisbol. Sus  golosinas predilectas  eran  los chocolates.

  Era  aficionado  a todas  las caricaturas en general. Pero  el  programa  que más  le encantaba era el Chavo  del Ocho.

   Como  bien se puede  observar,  los hombres  y mujeres que hoy tienen sobre sus hombros, la  máxima  responsabilidad  de administrar  los destinos de Tamaulipas, fueron niños normales, que no tuvieron acceso  a internet,  al twiter  o a facebook. En  los días del Niño o en las navidades Santa Claus  nunca les llevó  un celular  o un blackberry.

  Se  educaron en las  caricaturas  de Walt Disney  y de los Looney Toons. Pero  sobre todo,  quedaron marcados  por  las  inocentes  travesuras del  Chavo  del Ocho.

  Sus juegos fueron las canicas, el trompo, el balero, el yoyo, la matatena y las muñecas. Diversiones  sanas de aquella época. ¿De  qué manera aplicarán hoy, sus habilidades infantiles de aquellos tiempos, en la conducción del Tamaulipas actual..? Eh  ahí  lo interesante.

-------------AQUÍ  NACIÓ  EL DIA DEL NIÑO-------------------------------

    Celebrar  el Día  del Niño me  parece de lo más importante. Hoy lo hacemos en todo el país. Lo que   casi nadie sabe, es que,  el origen de esta celebración,  fue notariada en ciudad Victoria a principios del siglo pasado. En  dicha acta se especifica que, la primera fiesta fue en Tantoyuca Veracruz, un 8 de mayo de 1916. Quise rescatar el dato, pues me parece de lo más  relevante, darnos cuenta que, nuestra capital tamaulipeca fue la cuna legal de una tradición que nos habla de lo más tierno que poseemos como sociedad mexicana: hijos sobrinitos, nietecines; nuestra infancia.

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