Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
29 de junio, 2011
En el Movimiento Territorial se discute si debe o no haber cambios en la dirigencia municipal que encabeza Arnulfo Tejada Lara. Hasta ahora la corriente mayoritaria es que sí debe haber cambios y que el sustituto debe ser el ex regidor Carmelo Castellanos Pérez.
Sería un cambio bien planeado que dejaría a Arnulfo en condiciones de buscar la dirigencia estatal del propio MT.
Está de más señalar que en el MT hay unidad en torno a Tejada Lara. Todos los líderes de colonias, le reconocen su capacidad de liderazgo y están de acuerdo en las decisiones que impulsa al interior de la organización que dirige desde hace casi tres décadas, cuando el MT no existía como organización y los colonos pertenecían a la CNOP. Entonces Arnulfo creo la Asociación de Colonias Populares (Acopo) que después se convirtió en MT, pero sin dejar de existir la Acopo.
Si finalmente se da el cambio es porque así conviene a los intereses del MT, porque a estas alturas esta fuera de discusión que Tejada Lara sabe muy bien lo que hace y que lo haga es por el bien de su organización.
Por otro lado, muy poco le duro el gusto a Miguel Angel Martell Alvarado de estar al frente de la dirigencia municipal del PRD. Lo nombraron en la segunda decena de mayo y lo quitaron el 26 de junio.
En su lugar, el Consejo Político Estatal designó a Alejandro Orozco González, hijo del combativo Rafael Orozco Domínguez. Será un intinerato breve, pues la idea es que más adelante se convoque a elecciones y ahí el propio Miguel Angel Martell podrá anotarse para competir. Este proceso interno podría realizarse en septiembre.
La noticia sobre el desconocimiento de Martell, fue confirmada por Rafael del Orbe Reséndez, ex dirigente municipal del PRD y actual consejero político estatal.
Total que en el PRD nunca terminan las pugnas internas, pues es evidente que la destitución de Miguel Angel Martell habla de que las cosas no andan bien.
Curiosamente las mejores épocas del PRD y sus antecesores, se dieron en los tiempos en que los militantes se contaban con los dedos de la mano.
En las épocas de Edmundo Patoni, Horacio Briones y Raúl Cantú López, el PRD podía presumir de que eran un partido unido y que a la hora de trabajar, los poquitos que había, lo hacían juntos.
Cuando el PRD empezó a crecer, sobre todo a raíz de que el PARM perdió su registro y algunos parmistas se fueron al partido del sol azteca, empezaron sus problemas y aún se dio el caso de que prefirieron desechar a algunos parmistas, como a Jesús González Bastién, para que no crecieran y se convirtieran en una fuerza dentro del partido.
Hoy pareciera que el destino del PRD es la pugna permanente entre propios y extraños, pero especialmente entre los primeros. El fuego amigo esta a la orden del día y por lo general a los perredistas no les importa ventilar en público sus diferencias. Es más, hasta pareciera que gozan destrozándose unos a otros y todo esto contribuye a restarle atractivo al partido ante los ojos de los de fuera, porque quién quiere estar en un partido donde se hacen pedazos unos a otros.