Con todo el Poder de la Información

Luis Alonso Vásquez

Dirección General

Martha Isabel Alvarado

Sub Dirección General

Logotipo Reportes en la Red
El Partenón
Alberto Guerra Salazar

Agua de calidad en las colonias

Alberto Guerra Salazar

José Inés Figueroa

...Y también tramposos

José Inés Figueroa

Arnoldo García

Desbocado

Arnoldo García

Nuevo Laredo

Así la dejan

Raúl HERNANDEZ

4 de agosto, 2011

Hay funcionarios  que cuando son asignados al frente de una oficina pública, se dedican a trabajar con los recursos disponibles a la mano. Si el aire acondicionado  falla, no se ocupan más que en pedirle a sus superiores que lo arreglen y quedan en espera de que su petición sea atendida. Si una puerta interior no cierra, así la dejan.  Si en algún mueble hace falta un tornillo para que no esté flojo, así lo dejan. Si  hacen falta utensilios para realizar el aseo, a lo más que llegan es a traerse de su casa una escoba y un trapeador de la época de la Revolución.

En cambio, hay funcionarios que  cuando llegan a una oficina buscan trabajar con confort y comodidades,  y no les importa   gastar un poco de dinero propio para  mejorar las instalaciones en beneficio propio, pero también de empleados y usuarios. Lo hacen convencidos de que si van a dedicar varias horas del día a la encomienda que se les ha conferido, lo mejor es trabajar en un ambiente agradable, aunque para lograrlo sea necesario gastar un poco de dinero propio, en espera de que el gobierno les reembolse esos gastos, para lo cual no hay  garantía.

¿Cuántas oficinas hemos visto con muebles  que se caen solos, con paredes sucias, mal iluminadas, con un clima deficiente? Y como de arriba no se autoriza presupuesto para  realizar mejoras, el  jefe no hace nada para cambiar el entorno en el cual  se desenvuelve varias horas al día. No todos son así, hay casos en los que el titular busca trabajar en un mejor ambiente y si para lograrlo debe invertirle de su bolsa, lo hace.

Así hemos  visto como en la Oficialía Primera del Registro Civil, el doctor Luis Onofre Hernández Madrigal de su propio peculio realizo algunas mejoras materiales, incluyendo el empastado de los libros de registro de nacimientos, defunciones, matrimonios y divorcios, algunos de los cuales  estaban deshojados y se deshacían a pedazos. Esta oficialía cuenta con documentación del siglo XIX,  de los años ochentas en adelante y es una información que debe estar en orden porque es parte de la historia de Nuevo Laredo.

Pues bien, en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, su  titular Rosendo Ramos Ortega, llegó pintando  las instalaciones interiores,  colocando pasadores para que el público  no entre a las áreas de trabajo sin antes solicitar permiso y sobre todo,   busca  darle prioridad al  rezago de más de dos mil expedientes, algunos de los cuales tienen varios años  de estar durmiendo el sueño de los justos. Esto de los expedientes es un enorme problema. Como no están en orden, buscar un expediente de hace 10 años o de hace seis meses, requiere de mucho tiempo pues hay que hurgar  en paquetes y paquetes de documentos.  Todo esto lo hace de mutuo propio, en espera de que el Gobierno del Estado  le autorice presupuesto para  mejorar las instalaciones.

Por cierto, que  nos cuentan que a Salvador Arredondo lo dejaron seis meses y medio al frente de la Oficina del Registro Público y de la Propiedad, pero nunca le pagaron y eso no se vale.  El hombre hizo un trabajo, bueno o malo, pero lo hizo y lo justo era que le cubrieran su salario. Y si no le pagaron en esos seis meses y medio, se antoja difícil que le vayan a pagar ahora que esta fuera, máxime cuando él es un hombre institucional y no va a emprender acciones legales para reclamar los salarios no cubiertos.

Más artículos de Raúl HERNANDEZ
El Partenón
Martha Isabel Alvarado

¿Así o más veloces?

Martha Isabel Alvarado

José Ángel Solorio

Otra mancha más de JR

José Ángel Solorio

José Luis B. Garza

La frontera, un tercer país

José Luis B. Garza

Carlos López Arriaga

¿Cártel?, pandilla regional

Carlos López Arriaga

Clemente Castro

Van contra la impunidad

Clemente Castro