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Raúl HERNANDEZ

1 de septiembre, 2011

La detención de Mario Ruiz Pachuca acapara, por estos días, la nota principal de los medios de comunicación y no es para menos.

Lo curioso es que no se le detuvo  por  haber malversado fondos públicos o por enriquecimiento inexplicable, como pudiera pensarse, luego de que a su salida se dio a conocer que se construyó una mega residencia de cinco niveles en San Luis Potosí.

Su detención obedece a una acusación  sobre el secuestro de un hombre que presuntamente habría ordenado  en el 2008, desde su posición de super-secretario en el sexenio anterior.

La acusación suena endeble, desde el punto de vista jurídico, pero la gran pregunta que la clase política se hace es si todo este asunto trae jiribilla y si habrá un vuelco de 360 grados durante el desarrollo de la investigación y que finalmente se le proceso por  delitos que surjan de un  nuevo expediente. Habrá que darle tiempo al tiempo.

Mientras tanto, la  Estación Palabra Gabriel García Márquez,  está cumpliendo tres años y lo que más se recuerda de estos tres años, es  esa inauguración caótica y elitista, junto con el desprecio que mostraron a  los ciudadanos de Nuevo Laredo negándoles el acceso, tanto el premio nobel Gabriel García Márquez y el alcalde en turno, de cuyo nombre es mejor no acordarnos.

Tal mal estuvo la apertura de este espacio cultural que en un arranque de furia el gobernador Eugenio Hernández canceló su visita en el último momento.

El escritor colombiano se llevó alrededor de un millón de pesos por  inaugurar el edificio, gasto nunca documentado y hecho pasar como que él absorbió sus propios gastos. Durante la visita, García Márquez convivió con un reducido grupo de privilegiados y se negó a sus seguidores, que los hay.  Hubo quien recordó su paso por Nuevo Laredo décadas atrás y la anécdota fue envuelta en un aire de romanticismo, pero meses después, el escritor británico Gerald Martín, en una biografía sobre el inventor de Macondo, escribiría lo que realmente el colombiano recuerda de su paso por Nuevo Laredo, todo lo contrario a la anécdota chafa con la que se cubrió su visita.

Si en su momento se hubiese impuesto el nombre de la Estación Palabra a personajes como Carlos Fuentes,  amiguísimo de García Márquez, seguramente no solo hubiese sido un homenaje y un reconocimiento a su obra, sino que además este hubiese quedado tan agradecidísimo que seguramente cada  cierto tiempo se las ingeniaría para convencer a sus amigos libreros de enviar a Nuevo Laredo algunos cientos o miles de libros. En cambio, el gran Gabo difícilmente regresara algún día.

Por otra parte,  en la Oficinas Fiscal del Estado se instaló un módulo de atención  médica en el que se tomaran muestras de glucosa, se aplicarán algunas vacunas como la hepatitis y se tomara la presión arterial.

El módulo fue puesto en marcha por el presidente Benjamín Galván Gómez , junto con la Jefe de la  Oficina Fiscal, Imelda Mangin y el Jefe de la Jurisdicción Sanitaria Número 5, Jaime Emilio Gutiérrez.

Imellda Mangin dijo que con este módulo se humaniza a las oficinas fiscales para que el ciudadano no las vea como una simple oficina a la que se acude a pagar los impuestos.

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