Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
28 de agosto, 2009
Como todos los años, el inicio del ciclo escolar se convirtió en un problema y un dolor de cabeza para muchos padres de familia que cotidianamente salen de sus casas en busca del sustento y saben que el futuro es incierto. Si eso se daba antes de la nueva crisis, ya con esta el panorama es más desalentador. El inicio del ciclo escolar pareciera ser un pequeño negocio para muchos maestros y directores de escuelas que exigen cuadernos y útiles escolares de marca, que exigen que los uniformes se compren con determinado proveedor y establecen toda clase de exigencias. No se sabe si piden útiles de marca para favorecer a determinados negocios y en cambio hay leyendas urbanas que hablan de que cierto comercio del poniente de la ciudad les da 30 pesos a los maestros por cada niño que les envíen a comprar su uniforme ahí. Cuando un servidor hizo la primaria, los alumnos llevábamos el cuaderno y el lápiz que queríamos y ahí anotábamos, de manera continua, los datos de cada materia enseñada. En la secundaria, ya hubo un poco más de organización, con cuadernos para cada materia, pero con la libertad de poder llevar de la marca que quisiéramos. En la preparatoria y en la universidad, se regreso al sistema de la primaria. Cada quién anotaba dónde quería. Muchos optaban por llevar hojas perforadas que iban colocando en orden en alguna carpeta que dejaban en casa. Hoy, en cambio, los maestros del nivel básico, están más interesados en cuadernos de tal marca, que en la calidad de las clases que imparten, sin importar si los padres de familia están en condiciones de desembolsar varios cientos de pesos en un solo día. Es más, en el caso de Nuevo Laredo, abundan los maestros que rechazan los útiles escolares y uniformes que entregan el gobierno del estado y el municipio. Curiosamente son los mismos maestros que integran comisiones para ir a pedir apoyos oficiales para tener aire acondicionado en su oficina y el salón de clases y son los mismos que asisten a los festejos oficiales, cruzando los dedos para llevarse alguno de los premios sorteados. Y en medio de todo esto, ya resultan alarmantes las campañas que realiza el ITEA ofertando poder hacer la primaria y la secundaria en 15 días. No tardan en presentarse deserciones de niños y jóvenes que en vez de estudiar 9 años, van dedicarse a holgazanear y luego obtener su certificado de estudios en 15 días. Al rato van aparecer jóvenes pidiendo poder hacer el bachillerato en una semana y la universidad en tres días. El problema de obtener un certificado sin estar preparado, es que al entrar en la preparatoria viven reprobando materias, sencillamente porque no están bien preparados y cometen errores orográficos tan garrafales como escribir cajón con “g”. Todo mundo tiene derecho a superarse, pero cumpliendo con los programas establecidos. Lo que además es por su propio bien, porque luego hay quiénes obtienen un doctorado, pero éste nada más les sirve para aparentar que saben bastante sobre un tema.