Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
9 de octubre, 2009
Si hace algunos meses sonaba viable una alianza entre los partidos opositores al PRI para postular candidatos comunes a la gubernatura, alcaldías y diputaciones, hoy pareciera un asunto sepultado, al que le dio la puntillla el anuncio de Ricardo Gamundi hablando sobre la posibilidad de una alianza con el Partido Verde, Nueva Alianza y el PRD. Hay que aclarar que todo este asunto fue más mediático que real, pues en todo este tiempo no hubo pláticas ni formales ni informales entre los partidos. Todo se centró en buenas intenciones. Pero luego del anuncio de Gamundi, el líder estatal del PRD, Jorge Mario Sosa Pohl salió al paso y dijo que no hay pláticas con el PRI, en tanto que con el PAN no van a ninguna alianza. Incluso opinó que las declaraciones de Gamundi tuvieron un manejo político. El mes pasado, César Nava anuncio que el PAN haría una alianza con el PRD para postular un candidato común a la gubernatura de Oaxaca y hubo quienes pensaron que si eso pasaba en el sur de la república, lo mismo podría suceder en el norte. Pero nava no aclaró que su propuesta estaba dirigida al PRD que encabeza Jesús Ortega. Y es que el PRD esta fraccionado y las dos principales corrientes son la de Jesús Ortega, proclive al dialogo y la negociación, y la de Andrés Manuel López Obrador, la corriente de los duros e intransigentes. El propio López Obrador viajó a Oaxaca y de manera sutil señaló que el PRD se aliaría con el PT y Convergencia. Del PAN nada y es natural, pues la corriente de López Obrador nunca ha querido reconocer al Presidente Felipe Calderón, al que insiste en llamarlo ilegitimo y Calderón esta tan mortificado que no come de la preocupación. Aunque una alianza entre el PRD y el PAN suena difícil, por las posturas ideológicas de cada uno, lo cierto es que ambos partidos están muy debilitados en Tamaulipas y si juntos no hay garantía de que le puedan ganarle al PRI, separados menos y en estas circunstancias, pareciera que ambos más que pelear la gubernatura, alcaldías y diputaciones, aspiran a obtener el mayor número de diputaciones y regidurías de representación proporcional. Lo vemos aquí mismo en Nuevo Laredo, donde en cada elección se da una feroz disputa para ver quién queda en los primeros lugares de la lista de candidatos a regidores. Lo que más irrita es que los que se disputan el número uno, el dos o el tres, de la planilla, son los que una vez que ganan se llenan la boca al decir que llegaron con el apoyo del pueblo, cuando realmente no fue así. En el PAN abundan los pobres diablos que quieren convencernos de que son los campeones de la democracia cuando los cargos públicos que han tenido ha sido por la vía plurinominal, sin invertir un solo centavo y sin importarles si el PAN gana, si queda en segundo o en tercer lugar, para el caso es lo mismo: ellos ya tienen segura su regiduría. En las elecciones del año próximo, el PRI irá en un ambiente extremadamente cómodo, con una escasa competencia por parte de los dos principales partidos. Y este panorama se repite en la mayoría de los 43 municipios. No solo los partidos grandes se irán solos, sino que además en estos momentos enfrentan divisiones internas que les dificultan su crecimiento electoral y los condena a disputarse las posiciones plurinominales.