Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
23 de noviembre, 2009
Esta columna la escribimos a las carreras en la cabecera municipal de Gómez Farías, luego de asistir a la inauguración del centro de interpretación ecológica de El Cielo donde el Presidente Felipe Calderón y el Gobernador Eugenio Hernández Flores sostuvieron ante los micrófonos un duelo de ingenio fallido. La ceremonia empezó insólitamente una hora antes de lo programado aunque luego perdimos miserablemente el tiempo recorriendo a pie el camino de retorno al hotel debido a que hubo acarreo de ida pero no de venida. Pero resultó interesante el evento pues se convirtió inopinadamente en una pasarela de aspirantes a Gobernador, con la concurrencia de cuando menos cuatro de ellos, a saber: El diputado federal Rodolfo Torre Cantú, el diputado local Felipe Garza Narváez, el alcalde victorense Arturo Díez Gutiérrez y el ex diputado federal Enrique Cárdenas del Avellano. Afirmamos sin lugar a dudas que el de el Cielo fue un evento eminentemente familiar que estrechó relaciones. Vea el lector si no: Vimos juntos al diputado local Enrique Blackmore Smer y a su señor padre; Enrique Cárdenas del Avellano estuvo acompañado por su consanguíneo Eduardo, ambos con sombreros extravagantes. Felipe Calderón llevó a su esposa Margarita Zavala y Eugenio a la suya, Adriana González pero también a su mamá Susana, a su cuñado Aureliano Salinas y a un sobrino. El alcalde Arturo Díez convivió con su padre don Carlos Díez y con un hermano de quien no supimos el nombre pero se cuidó la cartera aunque no fue por ser vecino de asiento de Víctor de León Orti. El Secretario de Turismo Javier Villarreal Terán coincidió en el evento con su padre Javier Villarreal Salazar, las esposas de ambos y su hermano Luis Enrique, en tanto que el alcalde panista de Gómez Farías, Francisco López Reyes no sólo ocupó un espacio en el presidium sino que instaló allí a su esposa María Isabel Galván Guevara. No asistió el Rector de la UAT José María Leal Gutiérrez pese a la importante aportación al CIE, pero robaron cámara los hermanos Efraín y Ricardo Rangel, directores estatales de deporte y de adquisiciones en la máxima casa de estudios, además de su carnal Ernesto, un magnate y único sobreviviente de la poda al porrismo. Otros invitados, el Secretario del Medio Ambiente Juan Rafael Elvira Quesada y su representante en Tamaulipas Ramón Antonio Sampayo Ortiz; el magistrado presidente del poder judicial Alejandro Etienne Llano; Héctor López González, alcalde de Ciudad Mante; Alejandro Osuna Cobos, Alvaro Garza Cantú, el diputado local cañero Humberto Flores Dewey. Con su discurso de bienvenida, el Gobernador Hernández Flores sacó de su ensimismamiento al Presidente Calderón que acusa menos abundancia capilar. Le hizo notar que la cuera que le regaló puede estar equivocada de tamaño (talla, dijo él) “pero no de color¨. Es azul. Eugenio le agradeció al abogado Calderón los apoyos que han hecho posible los proyectos de la reserva de la biósfera. “Ya se está sintiendo el cielo, señor Presidente”, exclamó. Felipe se puso la cuera y ya no se la quitó y en su turno de hablar le agradeció a Eugenio el obsequio aunque le aclaró que él llevó la propia y señaló a su esposa Margarita, pero la broma no fue redondeada. El quiso decir cuero. Calderón fingió que el color aludido por su anfitrión no era por militancia partidista sino por el azul del cielo. Qué bien estar en el cielo, no esperaba llegar tan pronto, ojalá que (llegar al verdadero cielo, el infinito) no sea tan pronto, dijo el Presidente de la Repúbica. El tono de los discursos fue de lo dramático a lo demagógico. El Secretario de Turismo Rodolfo Elizondo Torres habló largamente del proyecto Costa Lora, ahora de carácter federal, que abre un gran panorama de oportunidades, aunque de largo plazo, dijo. No estamos cruzados de brazos viendo pasar la crisis, agregó Elizondo, al dar detalles de las inversiones que han canalizado a Tamaulipas, especialmente 30 millones al municipio de Gómez Farías. El maestro de ceremonias reveló que el centro de interpretación ecológica tuvo un costo de 130 millones de pesos, pero Eugenio aumentó la cifra en su mensaje a 140 millones y el Presidente Calderón corrigió la inversión hasta hacerla aumentar a 150 millones. “Qué bárbaros, ya copetearon con veinte millones el gasto” advirtió divertida una periodista. Felipe Calderón se refirió al calentamiento global y advirtió que si no tomamos medidas ahora, pueden venir catástrofes inimaginables. A la hora de la salida, el Presidente y su esposa se despidieron de mano de quienes estaban a la orilla de la valla metálica. Eugenio iba a la zaga y alcanzó a saludar a dos amigas con el mismo nombre: Lucía Calderón y Lucía Díez Piñeyro. La catástrofe para los invitados, todos, es que no hubo vehículos para regresar de la casi selva a la civilización, sino caminando. Correo electrónico: albertoguerra65@hotmail.com