Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
5 de noviembre, 2013
Hubo un tiempo, aún no muy lejano, en que la clase media inscribía a sus hijos en las escuelas privadas América, México y el Colegio Irlandés. Ahí los tenían desde el kínder, primaria y secundaria.
A la hora de ingresar a la preparatoria, la opción era la Excélsior y cuando les tocaba ir a la universidad, las opciones eran emigrar a Monterrey, a Coahuila, a San Luis Potosí, en el lado mexicano, o bien enviarlos a Austin o San Antonio. Los que se quedaban aquí eran los menos.
El América, el México, el Irlandés y la Excélsior, prácticamente eran las únicas opciones serias, pues si bien es cierto que había otras escuelas, a la hora de comparar la calidad de la educación, pocos padres querían arriesgarse a que sus hijos salieran mal preparados.
Con el tiempo se fueron abriendo más escuelas privadas, de nivel preescolar a universidad. Surgió el Colegio Royal, el IAES. Hace tres décadas se creó la Universidad Valle del Bravo después bautizada como Universidad Valle de México.
La UVM abrió la carrera de leyes y después lo hizo la UAT y los papás que antes enviaban a sus hijos fuera de Nuevo Laredo, optaron por dejarlos aquí, por economía y para no separarse de ellos.
Con el surgimiento de nuevas escuelas se generó una competencia en el costo de las colegiaturas y colegios como el América y el México vieron disminuir sus matrículas.
En el 2007 la preparatoria Excélsior tuvo que cerrar sus puertas ante el escaso número de alumnos inscritos. Años antes, el ex director de la Facultad de Comercio de la UAT, Homero Aguirre Milling abrió una preparatoria con la cual se buscaba captar a los hijos de familias de clase media en adelante, pero el experimento duro pocos años.
Hoy hay una sobreoferta de escuelas privadas, de todos los niveles, donde la competencia no se centra en la calidad de la educación, sino en los precios. Hay preparatorias cobrando 800 pesos mensuales y esto se refleja en maestros con una preparación académica que no es la óptima, pues obviamente un profesionista con doctorado no va a ir dar clases de 50 minutos o una hora, a cambio de 100 pesos.
En el colmo de esta deficiente calidad educativa hay universidades que ofrecen licenciaturas con cuatro horas de clase a la semana.
¿Valdrá la pena tener exceso de escuelas patito? ¿Valdrá la pena que un alumno se inscriba en una escuela privada, porque le cobran, 500, 600, 800 pesos?
Claro, que una escuela privada cobre 80 mil o 90 mil pesos el semestre tampoco garantiza profesionistas de calidad. Hay muchos ejemplos vivos de graduados del Tec de Monterrey o de la Universidad de Monterrey que dan pena ajena.
En todo caso, corresponde a los padres tomar la decisión de a dónde enviar a sus hijos, si optan por la educación privada, que siempre debe de verse como una inversión y no como un gasto.
Ahora que estudiar en la escuela pública no significa que el alumno salga mal preparado. No es la escuela la que es mala, es el alumno.