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15 de diciembre, 2013

Será porque el agente aduanal Jorge Vázquez Elizondo prestó su casa para que se reuniera ahí el Gobernador Egidio Torre Cantú con la clase política, o será porque es compadre del diputado y líder del Congreso, Ramiro Ramos Salinas, pero lo cierto es que ahora su nombre es citado como uno de los  prospectos a dirigir al PRI, aquí en Nuevo Laredo.

Vázquez Elizondo tiene  a su favor la ventaja de que es un hombre de recursos económicos ilimitados y para dirigir al PRI se necesitará de mucho dinero, porque sería vergonzoso pasar la charola para obtener un  pasaje de autobús a Ciudad Victoria, o para pagar el recibo de luz, o para  ordenar una publicación en la prensa local.

El gran inconveniente de Vázquez Elizondo es que  no tiene experiencia política y por no tener experiencia los dos anteriores dirigentes del PRI, el partido perdió de manera vergonzosa.

Es cierto que nadie nace  conociendo todo, pero el PRI no puede darse el lujo, por tercera ocasión, de improvisar un dirigente  que encima no se distingue precisamente por su carisma, sino más bien por su inflexibilidad. ¿Se podrá tratar con la punta del pie a militantes que voluntariamente colaboran en las actividades del partido? Creemos que  no. Cuando la gente trabaja sin sueldo, hay que apapacharlos, palmearles la espalda, felicitarlos por las  cosas buenas que hacen y hasta interesarse por el estado de salud de la  familia. Es lo menos que se puede hacer cuando  dedican muchas horas a la semana para apoyar al partido de sus querencias.

Cuando José Ramos Zapata llegó al PRI, llegó convencido de que era don chingón. De entrada, en los primeros días, hubo un evento masivo en Ciudad Victoria y se dio el lujo de  designar a los delegados del Movimiento Territorial, sin consultarles a estos.

Cuando los emetistas le reclamaron, con aires de autosuficiencia Ramos Zapate les dijo que le pasarán la lista de los delegados interesados en ir a Victoria, pero le contestaron que el daño ya estaba hecho, que ahí quedara.

Jorge Vázquez es un empresario exitoso, pero eso no es garantía de que también triunfe en la política, sobre todo porque está muy alejado de la sensibilidad  social que debe tener un político.

Los mismos priistas están convencidos de que al frente del partido debe quedar un elemento que tenga experiencia política, aunque no necesariamente debe haber sido ya dirigente del  PRI. Además, les gustaría que el dirigente no tenga aspiraciones inmediatas. Que no llegue  al partido para utilizarlo como catapulta para de ahí lanzarse o a la diputación  federal en el 2015 o a la presidencia municipal en el 2016. ¿Se imagina a José Ramos Zapata reclamando ser el candidato a la diputación federal en el 2015? Los más contentos serían los panistas, pues le darían una felpa electoral sin precedentes.

Aún en el estado de emergencia por el que atraviesa el PRI, sobran elementos  preparados para inyectarle ánimo, ideas, esfuerzo y ganas de  regresar a la senda del triunfo, pero para eso se necesita una apertura democrática real en la que sea la mayoría la que tome las decisiones.

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