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Ridículos

Raúl HERNANDEZ

23 de diciembre, 2013

Que ganas de hacer el ridículo en el PAN.

En mayo último, públicamente un grupo de activistas renunció a su militancia en el PAN. Lo hicieron por escrito y de cara a la sociedad. Y  de paso anunciaron que se iban en calidad de candidatos independientes al Partido del Trabajo.

Pues bien, siete meses después de estas renuncias, la dirigencia municipal de Acción  Nacional, que encabeza Rafael Pedraza Domínguez, da a conocer la expulsión de 25 activistas del PAN, los mismos que en mayo renunciaron públicamente, pero por lo visto no se enteró de ello,  como tampoco se entero que en el 2010, Jorge Salinas Falcón  se postuló como candidato a diputado local por el Partido de la Revolución Democrática, participó en la campaña electoral de este año y ahora es flamante Secretario de Servicios Públicos en el gobierno municipal, todo lo cual seguramente desconoce míster Pedraza.

Con  al antecedente de Salinas Falcón, no nos extrañaría que en  la campaña electoral del 2015 y en la del 2016, se integren algunos de los que renunciaron en mayo,  total, nadie les va  decir nada, nadie se va a incomodar por su presencia, nadie se va a acordar que alguna vez fueron candidatos del Partido del Trabajo.

A decir verdad,  Jorge Ramírez Rubio, Francisco Javier Estebane, Francisco Ortega de los Santos,  que forman parte del grupo de los 25,  fueron muy decentes  al renunciar, antes de irse como candidatos por el Partido del Trabajo. Pudieron irse como las chachas, sin avisar, total,  nada  debían al PAN y sin embargo tuvieron el valor cívico de dar la cara y explicar las razones de  su renuncia a años de militancia y se han sostenido en su dicho. Hasta ahora, ninguno de ellos ha ido a implorar al PAN que les abran un espacio.

En el caso de Estebane, este tiene  varios años siendo crítico de los panistas, pero al partido le temblaron las corvas para emprender acciones  en su contra y se armaron de valor para expulsarlo siete meses después de que él los mandó a freír espárragos. Pues que  suave, como diría Manolín.

Y mientras la dirigencia panista incurre en estos excesos de ridiculez, ya no saben qué  hacer con el diputado Salvador Rosas Quintanilla, para  volverlo al redil. El se sigue manejando de manera autónoma y está más inclinado al PRI que al partido que le  dio el registro para contender bajo las siglas del PAN. ¿Se atreverá Rafael Pedraza o Enrique  Rivas a expulsarlo del partido? Hay quienes recomiendan que no se arriesguen, pues en un descuido los corridos son ellos, con eso de que Salvador Rosas  tiene amigos en  todos lados.

Hoy que el PAN es gobierno, no puede andar perdiendo el tiempo en  venganzas ridículas, expulsando a los que voluntariamente renunciaron. La  victoria debiera sacar de ellos su lado noble y  no el obscuro. No podemos pedirles que actúen como el señor Nelson Mandela que cuando ganó la presidencia de Sudáfrica integró a sus principales enemigos en el gobierno, pero  tampoco  pueden ser  tan viscerales en una sociedad tan pequeña y donde la suerte es cambiante.

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