Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
4 de enero, 2014
Tal y como los analistas financieros lo preveían, el 2014 arrancó con una serie de aumentos a los precios de productos y servicios que se ofrecen en la frontera. Ciertamente ya estábamos conscientes de que el 2014 sería un año difícil, pero parece que será peor.
La luz subió un 2.15 por ciento, mucho menos que el 3.9 por ciento de inflación en el 2013, pero lo que enoja a los ciudadanos es que durante las últimas semanas el gobierno federal prometió que las tarifas iban a bajar, una vez aprobada la reforma energética.
Cruzar al lado americano también ahora es más caro. Antes la tarifa era de 25 pesos por vehículo y 3 pesos a los peatones, ahora es de 26 y 4 pesos, respectivamente.
Los refrescos también son más caros. Una botella de 600 mililitros que costaba 9.50, ahora cuesta 12. La botella de 2.5 litros que andaba en 22 pesos, ahora vale 24.
¿Ya fue, en los últimos tres días, a alguno de sus restaurantes favoritos? ¿No?, pues prepárese, ya que algunos que antes le ofrecían precios con IVA incluido, mantienen los mismos costos, con la diferencia de que ahora le cobran aparte el 16 por ciento. Es decir, no subieron sus precios un 5 por ciento, sino un 16.
Esto del IVA en las fronteras siempre se ha prestado a toda clase de abusos. Hace algunos meses, le cuento, compramos una botas vaqueras en un negocio del centro de Nuevo Laredo, a 900 pesos el par. Muy baratas, por cierto, porque el mismo artículo, de la misma marca y calidad, llega a costar hasta 140 dólares en el lado americano.
Pero ¡ojo!, las mismas botas las vimos en una zapatería de Saltillo, en 600 pesos. Es decir, el comerciante fronterizo encareció el producto en un 50 por ciento.
Si los israelitas se quejan – aunque todo suena a chascarrillo-- de que están tan cerca de Dios y tan lejos de los Estados Unidos, a los fronterizos estar a un lado de los Estados Unidos suena a bendición, para todo aquel que se diga creyente.
Y es que en la vecina ciudad sale más barato comprar muchos productos de la despensa, desde un galón de leche que allá cuesta 40 pesos con 50 centavos – a 13.50 pesos por dólar—contra 58 en el lado mexicano. Más baratos también resultan los productos de limpieza, desde shampoo, papel sanitario, jabón de tocador y para la ropa, toallas de papel para mano, harina de trigo, aceite, pastas para sopa, manteca, frijol, arroz, azúcar, muchas frutas y verduras, cereales, carnes frías, pollo, alimento para mascotas, ropa, electrodomésticos, refacciones para vehículos. ¿Cómo se le puede pedir a un fronterizo que sea patriota y no compre en el lado americano, cuando él no está pensando en la patria, sino en su sobrevivencia?
Encima de que muchos artículos son más baratos en el lado americano y que el IVA es del 8.25 por ciento, los fronterizos tienen la ventaja de que se les regresan las impuestos cuando compra productos no alimenticios –los alimentos están exentos de IVA—lo que mejora los ya de por sí reducidos precios.