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Juárez; siempre polémico

Raúl HERNANDEZ

21 de marzo, 2014

Parece increíble que después de más de 140 años de muerto, Benito Juárez siga provocando polémicas entre liberales y conservadores.

Durante el decenio  panista, ni Vicente Fox ni Felipe Calderón, se dignaron a honrar su memoria, visitando el hemiciclo que en honor al oaxaqueño se erige a un  costado de la  Alameda Central de la Ciudad de México.

Fue necesario el cambio de gobierno para que los poderes de la unión se hicieran presentes en el citado hemiciclo, como ocurrió ayer en que estuvieron el Presidente Enrique Peña Nieto, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y los coordinadores de las cámaras de senadores y diputados.

Aquí en Nuevo Laredo, la Asociación Cívica Liberal instaló una guardia de honor ante el monumento a Don Benito, con la asistencia del Secretario del Ayuntamiento, Ernesto Ferrara Terioth, quien es Caballero de Colón  y aún así  privilegió su institucionalidad, sobre sus creencias religiosas o políticas.

Con todo y que el clero católico y los ultraconservadores han querido sostener la versión de un Benito Juárez ateo, la realidad es que era un hombre creyente, que lo que hizo fue promover la separación de la iglesia y el  Estado, tarea que en su momento también emprendió el máximo icono de los católicos, Jesucristo, con su respuesta de “Dad a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”.

A los mexicanos nos hace falta una mayor información y conocimiento de los protagonistas de la  historia nacional, en la que no haya héroes ni villanos, sino personajes de carne y hueso, con sus aciertos y desaciertos, con sus vicios y sus virtudes, porque  cada uno jugo el papel que sus capacidades le permitieron.

A fin de cuentas, en vida, los mexicanos vitorearon y recibieron como héroes a nuestros villanos favoritos: Iturbide, Santa Ana y Díaz Mori.  Y Nuestros  héroes nacionales, como Hidalgo, Morelos, Juárez, Madero, Zapata, Villa, vivieron días tan terribles que uno se pregunta si en su momento ellos mismos, en la intimidad de su hogar, no se preguntaron: “¿Vale la pena lo que estoy viviendo?”. Salvo Juárez, los otros cinco murieron asesinados.

Felizmente, con todo y que don Benito Juárez  sigue levantando pasiones, el país ha cambiado y por eso es posible que convivan masones y caballeros de colón, sin que por ello tengan que liarse a golpes. A fin de cuentas tan válido es  militar en una o en otra agrupación, como no estar con ninguna. Eso es libertad de asociación y de pensamiento.

En 1838,  Ignacio Ramírez, El  Nigromante, fue aceptado como socio de número de la Academia de Letrán -- fundada dos años antes en el Colegio de San Juan de Letrán, para promover la literatura--  y pronunció una tesis de introducción que versaba sobre el principio “No hay Dios; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”.

El Nigromante tenía 20 años y con su discurso, se ganó la simpatía de liberales y el odio de los conservadores. Hoy, si alguien repite lo dicho por Ignacio Ramírez, no pasa nada, porque todo mundo entiende lo que es vivir en un país de libertades y de tolerancia

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