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Libertad de Expresión

Raúl HERNANDEZ

5 de junio, 2014

Este sábado 7 se celebra el Día de la Libertad de Expresión.

Históricamente la censura y la autocensura han sido práctica cotidiana en el quehacer periodístico de nuestro país, desde el México independiente a la actualidad, pero no haremos aquí  una crónica al respecto.

Todavía en la década de los setentas, para los periodistas era tabú criticar al Presidente de la República,  al ejército y a la iglesia católica. Esos tiempos han cambiado, ahora hay mayor libertad,  hasta el grado de que se llega al libertinaje y esta como muestra el escarnio de que todos los días es víctima el  Presidente Enrique Peña Nieto, sobre todo a través de las redes sociales.

Hasta hace algunos lustros,  pocos eran los medios  de comunicación que se atrevían a darle espacio a los casos de curas pederastas, porque no querían exponerse a ser excomulgados y a enfrentar la ira de la jerarquía católica. E igual pasaba con el ejército. Hace algunas décadas a Rafael Orozco lo enjuiciaron porque denunció la pasividad de oficiales militares que no actuaron en el caso de un robo de votos, en una elección.

En el sexenio de José López Portillo, este tronó contra la revista Proceso, le suspendió la publicidad y lanzó su famosa frase: “No pago para que me pegues”. ¿Entonces, el pago era para la adulación?

En 1996, Ernesto Zedillo aprovechó la fuerza del Estado para intentar meter a la cárcel al dueño del periódico El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, acusado de evasión fiscal, pero en el fondo el encono contra el diario era por haber sido aliado de Carlos Salinas.

Con Vicente Fox, dejo de transmitirse el noticiario Radio Red Monitor, porque su conductor, José Gutiérrez Vivó, era muy crítico de la administración foxista y el gobierno uso al Grupo Radiocentro para crearle un problema legal. Gutiérrez ganó el pleito y el derecho a una indemnización de 25 millones de dólares, que  nunca pudo cobrar, por lo tuvo que cerrar y terminó refugiándose en San Antonio, Texas.

En el sexenio de Felipe Calderón, se uso el poder del Estado para intentar despedir de la Cadena MVS a Carmen Aristegui, por  cuestionar públicamente el alcoholismo del  entonces presidente de la república.

Y si el acoso oficial se da contra medios como Proceso, MVS, Radio Monitor o El Universal, por supuesto que  más indefensos están los reporteros que a final de cuentas dependen de las decisiones de concesionaros y dueños. Si estos deciden que una noticia no se dé a conocer, pues  no se da a conocer.

El ejercicio de la libertad de expresión, es una decisión personal, más que colectiva.  Ejercerla no siempre es fácil. Hay muchas razones  que frenan al comunicador.

En los tiempos de Luis Echeverría, este le regaló al periodista José Luis Mejías una gasolinera, con el pretexto de que al tener autonomía financiera escribiría  con mayor libertad, lo que no impidió que años después recibiera un rancho en Veracruz, que le regaló Joaquín Hernández Galicia y por supuesto, no fue Mejías quien exhibió la riqueza y poder de La Quina.

La censura y la autocensura, van a continuar  por siempre.

 

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