Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de junio, 2014
Si usted es de los que disfruta la política, y además conoce de pensadores y personajes históricos, seguramente disfrutará de la serie House of Cards, que se transmite a través de Netflix.
Ya completó dos temporadas, cada una de 13 capítulos.
La serie es protagonizada por el actor Kevin Spacey y la actriz Robin Wright, quienes son pareja. El es congresista de los Estados Unidos y ella dirige una organización civil.
Spacey interpreta a Frank Underwood, un político cínico, desleal, mentiroso y asesino, que se aprovecha de quien sea para conseguir el poder. No le importa afectar a sus colaboradores leales, con tal de lograr sus propósitos. Para él no hay amigos, hay intereses.
Siendo congresista, pierde la oportunidad de ser Secretario de Estado, pero luego se convierte en Vice-presidente y desde ahí mueve los hilos de la política, para provocar la caída del Presidente de los Estados Unidos y en su calidad de vice-presidente termina sustituyéndolo. Ahí terminó la segunda temporada
En todas estas políticas de drenaje, Underwood cuenta con el respaldo y complicidad de su mujer. Juntos superan todo, desde una infidelidad de ella sacada a la luz pública, hasta las pruebas a que lo somete el Presidente de los Estados Unidos, para medir su lealtad.
Underwood se enfrenta lo mismo al poderoso sindicato de maestros, que a un multimillonario con una fortuna de 42 mil millones de dólares o a un delincuente chino y a todos los derrota.
Cuando uno ve la serie, necesariamente se remite a personajes como el magistral José Fouché que nos legó Emil Ludwig. O bien, se le compara con Richelieu o con El Príncipe de Maquiavelo.
Fouché siempre se movió hacía donde soplara el viento. Cuando estalló la Revolución, primero fue moderado, luego se volvió tan radical que implementó el terror en la ciudad de Lyon, donde autorizó verdaderas carnicerías. Fue primero amigo de Robespierre y después provocó su caída y ejecución.
Durante el Directorio, primero es perseguido y después reivindicado; con Napoleón primero fue aliado y luego adversario.
Lo mismo que hizo Fouché hace Underwood, se mueve hacía donde sople el viento, siempre y cuando lo favorezca.
Ni que decir que muchos de los rasgos de Frank Underwood los podemos ver en los políticos nacionales y locales, guardadas las proporciones, por supuesto, porque es un personaje literario, pero construido a través de rasgos tomados de personajes de carne y hueso.
Después de ver cómo se comporta este congresista estadounidense, seguramente más de un tablevidente, terminará repitiendo la trillada frase: entre más conozco a los políticos, más quiero a mi perro.
Hay planes de sacar una tercera temporada de House of Cards, que seguramente harán el deleite de los espectadores, que terminan queriendo y odiando a Frank Underwood.