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1 de marzo, 2010

Los jerarcas católicos siempre han pretendido crear su propio estado a pesar de que su reino no es de este mundo. Sea que por los días de los días consideran su jerarquía superior a la terrenal, incluida of course, la humanoide-animal. Al menos ha sucedido en nuestro país, y de dicha creencia ya sabemos, de derivan situaciones en veces grotescas, en veces francamente provocadoras que incluso desembocan en violencia. Y ni modo que sea invento porque la historia lo consigna “con pelos y señales”, sobre todo la mentada guerra cristera que arrojó la indespreciable cantidad de un millón de difuntos cada cual con su respetiva calaverita. Usted preguntará, “¿ y ora este que se trae?”. Pues me traigo que el clero no deja ir oportunidad pa’ hacerle al héroe llevando como quien dice “agua a su molino” en cualquier circunstancia que si incluye miedo, mejor. La última de tales oportunidades tiene que ver con los rumores ya conocidos mismos que bien aprovechó el obispo de Victoria Antonio González Sánchez pa’ erigirse como el guardián supremo de la seguridad pública. No solo condenó, enjuició y al punto estuvo de excomulgar a la autoridad civil sino incitó a la desobediencia, asumiendo el fuero eclesiástico como si se tratara de cualquier asunto de compra-venta de indulgencias. “Estás conmigo y tienes asegurado el cielo, estás en contra y el terror te abrumará por el resto de tu vida, ora que si le pones un generoso diezmo nos entenderemos rápido y hasta las sospechas te perdono”. Y todo a nombre de una religión que como sucede en política, ya causa estragos de credibilidad. El obispo González tiene asegurado el protagonismo abanderando causas de interés especial para la sociedad. En su larga estancia por estos lares su pasado ha permanecido como el gran misterio no así uno que otro escandalillo que lo sitúan en el filo de las relaciones peligrosas, tanto que con todos sus efectos y defectos, pareciera haber renacido en Tamaulipas. Por supuesto que su historia personal es una de las 86 mil 302 cosas que al escribidor le importan una pura y dos con sal, pero ¡ea! que por las mismas razones tampoco es confiable, el cura, no el escribidor. Faltaba más. ¿En qué momento el hombre común,-usted, yo, aquel y el de más allá-, nos mostramos con todas nuestras debilidades, miedos y temores?. Desde luego frente a peligros donde asoma la muerte?. Esto es lo que aprovechan los que suponen que pueden disponer de nuestras vidas. Así sucede con el señalado obispo y no es la primera vez que conste. Y es que don Toño confunde rumores con balas. En este sentido hace muy bien el procurador Jaime Rodríguez Inurrigarro en demandar del clérigo las pruebas suficientes que demuestren la verdad de sus palabras. ¡Psss cuándo!. En estas condiciones y viéndolo bien y despacio el de la voz está cierto que el obispo Antonio González se ha convertido en un peligro social. Mire que utilizar el estado de ánimo de la feligresía pa’ confrontarla con el gobierno es como empujarla a la violencia. Quizá usted supo de aquella tragedia donde fueron linchados cuatro estudiantes confundidos con “comunistas” por el cura del lugar, mismo quien ipso facto llamó a los fieles quienes excitados por el sujeto los mandaron al otro mundo. De este tamaño puede ser la influencia de la iglesia. Estamos entonces frente a un hecho que por su importancia debiera implicar al obispo Antonio González. Ellos, los curas, que se alegran por la iniciativa perredista en sentido de que deben ejercer a plenitud los derechos ciudadanos, también debieran afrontar su irresponsabilidad, sobre todo cuando está en riesgo la seguridad ciudadana. Es lo menos, y que Dios me perdone “pero no es nada personal”, como dijo aquel. SUCEDE QUE Estará de acuerdo en que la moda del próximo sexenio será el bigote “poblao” y el pelo entrecano. Pues ha de saber que algunos funcionarios que como el alka-seltzer quieren repetir ya ensayan con singular alegría sin importar los critiquen por “adelantaos” y mal agradecidos. ¿Nombres?, nomás véalos en las entrevistas de banqueta. Hasta la próxima
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