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El valemadrismo de Zertuche

Max Avila

10 de marzo, 2010

¿Sabrá el delegado del Issste lo que sucede en las oficinas bajo su mando?. Debiera, porque sería una forma elemental de cumplir con su responsabilidad, aunque lo más mejor es que resolviera la serie de irregularidades que han hecho de la dependencia una porquería. En este sentido hay que aceptar que a Sergio Zertuche Romero le vale madre lo que suceda hacia el interior de este “instituto” que presuntamente está al servicio de los empleados federales. Ya le digo que las oficinas son un muladar por el que deben transitar todos aquellos inocentes trabajadores del gobierno panista a quienes urge realizar cualquier trámite. Eso en cuanto al aspecto físico, pero ¡ea! que haciendo coro a su jefe, la mayoría de la burocracia que ahí labora también es valemadrista, insolente y grosera llegando al grado enfermizo de disfrutar la desgracia ajena. Por supuesto hay excepciones y de ellas me reservo los nombres, al tiempo que señalo la mala leche de empleadillas que suponen que un escritorio les otorga el poder pa’ abusar del derecho de los demás, como “Vero” de Prestaciones y servicios, en el ocho Juárez-, así como “Pepita la capitana” quien manda, ordena y consigue créditos en la oficina del Fovissste ubicada en la calle nueve entre Allende y Bravo, ambas en la capital del estado. En las últimas fechas el escribidor ha sido testigo de la forma y manera con la que un grupo de maestras han sido maltratadas y humilladas por el personal de Zertuche Romero. La mayoría de dichas maestras son foráneas y desde hace unos diez días pretenden solventar los requisitos pa’ retirarse a disfrutar su jubilación. En la oficina de Prestaciones y servicios,-que dicho sea es una pequeña área más promiscua que cualquier celda de reclusorio-, los interesados deben hacer “cola” desde las cinco horas a fin de obtener una “ficha” pa’ ingresar. Obvio no siempre la logran por lo que deberán regresar al día siguiente y así hasta que les gana el agotamiento físico y mental, además del monetario porque ha de saber que pagan alojamiento, alimentos, pasajes, etc. De las maestras que le platico, algunas prefirieron retornar a sus lugares de origen e intentarlo en otra ocasión. Y es que resulta imposible que dos o tres empleadas y dos que tres gandallas que cobran por no hacer nada, puedan atender a los cientos que requieren documentos de la dependencia. Cierto la demanda es mucha, pero la insolencia y la grosería es mucho más. Resulta harto penoso ver a personas mayores suplicar atención de los empleadillos que garbosos y prepotentes se pasean entre seres cansados que como en los casos de las profes, sí entregaron lo mejor de su vida a la causa de México. Tomemos los casos de dos maestras de las que el de la voz conserva las evidencias. Primer caso.- Lupita llegó de Tampico la madrugada del martes pasado, de inmediato hizo “cola” en “Prestaciones y servicios”. Eran las cinco horas, ahí permaneció hasta las ocho y media que pudo entrar. Entregó documentos, transcurrieron las horas, al igual que otras personas quedó en calidad de cautiva porque las puertas de la oficina se cerraron a las catorce horas. Le advirtieron, “si sale ya no entra”, así que ahí permaneció hasta las diez y nueve horas y cuando le tocaba su turno, “Vero” le salió con que el sistema “estaba caído” y por lo tanto debía regresar al día siguiente. Así lo hizo e intentó varios días sin resultados porque abundaron los pretextos pa’ no ser atendida, en especial ese de que “se cayó el sistema”, hasta que perdió la paciencia y decidió retornar al puerto. En este sentido uno se pregunta, ¿porqué concentrar toda la chamba en Victoria?, ¿ no será posible abrir oficinas equivalentes en las ciudades más importantes?. Lupita no es la única porque a diario docenas padecen a la burocracia enfermiza que pulula en el Issste. Otro caso es de Mary y tres maestras más también en proceso de jubilación a las que les cargan créditos no ejercidos. Ahora tendrán que realizar más trámites que podrían llevarle meses tan solo por el valemadrismo de Zertuche y sus empleados. En esta oficina del Fovissste manda “Pepita”, una capitana de innobles sentimientos y ahí solo sus chicharrones truenan. Estos son solo algunos de los múltiples episodios de terror que a diario se viven en el Issste. Y no le sigo porque me estoy encaboronando. Hasta la próxima
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