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José Luis B. Garza

1 de agosto, 2016

Aunque en circunstancias diametralmente diferentes, los partidos Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI) enfrentan situaciones que no eran imaginables hace tan sólo unos meses.

Por una parte el PAN se encuentra ante la situación de renovar sus cuadros directivos estatales, pero ya no como un partido de oposición, cuando menos a nivel estatal, sino como el que estará en el poder gracias al triunfo de la candidatura de Francisco García Cabeza de Vaca, así como de postulaciones triunfadoras en importantes municipios tamaulipecos.

Cierto, igual como ocurría con los gobernadores del PRI, ahora será el del PAN quien dicte las directrices para nominar y elegir a quien habrá de sustituir al actual líder panista estatal César Verástegui, a quien se considera que ocupará una importante posición dentro del nuevo gobierno.

Perfilado para sucederlo figura Francisco Elizondo Salazar, diputado local con licencia, quien ya se encuentra en pleno reconocimiento del terreno panista estatal.

Quien piense que por haber ganado en forma convincente las elecciones del cinco de junio le da al PAN una gran facilidad para designar a los nuevos cuadros directivos panistas estatales podría equivocarse. Hay muchos que probablemente se consideran con méritos de campaña para ocupar una cartera dentro de la dirección panista tamaulipeca. El triunfo tiene muchos adeptos.

Para el PAN estatal la definición de sus cuadros no significa simplemente cubrir una vacante. Este sexenio será uno muy especial en materia de elecciones. Los alcaldes que tomen posesión en octubre durarán en su encargo solamente dos años, y la elección de sus sucesores coincidirá con la de los diputados federales y presidente de la República en el 2018. A estas alturas, con el triunfo indiscutible que logró Cabeza de Vaca seguramente ya tiene un proyecto futurista o bien forman parte de uno. La actividad partidista será vital.

El aspirante a dirigir el Comité Estatal del PAN lleva a cabo ya un recorrido con el propósito de obtener mil firmas que representan el 10 por ciento para poder participar. Segurono tendrá problema para conseguirlas.

 

LOS DERROTADOS

Por el lado del PRI la situación es mucho muy diferente; fuerzas diezmadas y liderazgos huérfanos se encuentran ante la situación de buscar una fórmula de sobrevivencia, tras la pérdida de la gubernatura que representaba no solamente un estandarte político, sino un apoyo económico.

En medio de los efectos de la derrota priista tamaulipeca se da un cambio imprevisto dentro de la filas del PRI donde se ha designado, entre aceptaciones y rechazos, muchos más de estos últimos de los que se esperaba, a Enrique Ochoa Reza.

Y es que no solamente se plantea la sucesión estatal del PRI, sino la forma en que ha de existir sin el cobijo gubernamental estatal.

Por si fuera poco, además de la cuestionada aceptación de la militancia priista, dentro del seno de ese partido ha surgido inegablemente una corriente con cierta autonomía encabezada por su ex presidente Manlio Fabio Beltrones, cuyos alcances aún no han sido plenamente determinados, aunque seguramente mucho tienen que ver, claro, con la sucesión presidencial.

En tanto, en Tamaulipas no parece que haya prisa por reconstruir las flageladas filas del PRI. Como diría Clavillazo, aquel famoso cómico mexicano: “La cosa es calmada”.

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