Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de septiembre, 2016
Prácticamente todas las actividades, oficios y profesiones han sentido o resentido la influencia de la nueva era digital a la que parece que ninguna acción humana escapa.
Decimos la era digital aunque podrían ser otros muchos factores los que han influido para que “El día del tipógrafo” no se celebre, o bien no se celebre como solía hacerse hace unos cuantos lustros.
El asombro es que muchos de los que trabajan en lugares que deben su origen precisamente a los llamados tipógrafos no solamente no lo hayan celebrado, sino, nos consta, no saben a qué nos referimos cuando hablamos de los que practican ese oficio.
Los primeros tipógrafos se dedicaban a componer líneas de texto para periódicos y libros, actividad imprescindible para lo que llegó a ser una importante e influyente industria, no solamente en México, sino en el resto del mundo.
Como un reconocimiento a estas personas, que surgieron básicamente con la instalación de la imprenta y para conmemorar también el establecimiento de la primera de ellas en México en el año 1539, que fue la primera en todo América, se propuso la institución del Día del Tipógrafo en México, el cual se ha venido celebrando anualmente desde el año 2002.
Pero mucho antes de que se instituyera este día oficialmente en el calendario mexicano de celebraciones, todas las empresas, así como las organizaciones gremiales y sindicatos que tenían alguna relación con los impresos, no pasaban por alto la ocasión y, así, el 25 de septiembre de cada año se llevaba a cabo una conmemoración, sobre todo en negocios dedicados a elaborar productos impresos. De hecho, muchos de estos establecimientos conocidos como imprentas comerciales suspendían su labor para honrar la fecha y, desde luego, organizar el festejo correspondiente.
El personal de los periódicos, sobre todo el de producción o los talleres, como se le conocía o conoce, era objeto de una festividad o, de no ser así, los trabajadores mismos lo organizaban, sobre todo aquellos que pertenecían a algún sindicato de artes gráficas.
Ya con la previa explicación podemos precisar que el pasado domingo fue el “Día del Tipógrafo”, que a diferencia de épocas previas no tuvimos conocimiento que abundara en, ya no digo festejarlo, sino recordarlo cuando menos.
Si bien los periódicos han tenido que modernizarse y dar paso a los equipos computarizados para cumplir con su función, eso forma parte, asimismo, de la evolución del tipógrafo, que de haber iniciado a lo largo de la historia con tipos movibles de madera su actividad de impresión, fueron evolucionando pasando por el linotipo y el plomo hirviente, hasta, tras dar paso a sistemas de pegado de tipografía, ceder ante la simplificación de los modernos sistemas electrónicos.
Pero independientemente de la tecnología, además de los reporteros y fotógrafos, sin menospreciar el personal administrativo, los medios informativos impresos, sean periódicos o revistas, independientemente de su periodicidad, difícilmente podrán ver la luz pública sin el trabajo fecundo, creador y talentoso de quienes transforman ideas e imágenes en impresos que, pese al desarrollo de los medios digitales y virtuales, siguen siendo un importante medio de la información y la libre expresión.
En el caso concreto de Tamaulipas, quizá en este momento para algunos de los editores de publicaciones, su mayor preocupación sea el cambio de gobierno y todo lo que ello implica, en lo político, informativo y económico. La otrora gran celebración la han dejado de lado, con sus honrosas excepciones.
Así es que aunque con retraso, enviamos nuestra más sincera felicitación a todos aquellos que laboran en periódicos e imprentas con motivo de haberse celebrado “El Día del Tipógrafo” el pasado domingo.