Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
4 de agosto, 2010
En unos cuantos días más arrancará el nuevo ciclo escolar y tal y como viene sucediendo desde hace varios años, aparecerán las quejas y protestas de padres de familia porque sus hijos no alcanzaron lugar en la escuela de su preferencia, o porque no tienen maestro, o porque hay sobrecupo, o porque les están cobrando cuotas.
Cada año es lo mismo y es el resultado de que la Constitución establezca que la educación básica es gratuita y obligatoria. Y como eso dice la máxima ley, hay padres que no están dispuestos a pagar un solo centavo en la educación de sus hijos, porque quieren que esto lo absorba el gobierno.
En Estados Unidos la educación básica también es gratuita, pero la diferencia con México es que allá a sus ciudadanos les cobran un titipuchal de impuestos a la propiedad que van a dar directamente para la operación y mantenimiento de las escuelas. Todos tienen que pagar, aún los que no tienen hijos en las escuelas y el que no paga termina siendo despojado de su propiedad y una vez rematada, la autoridad le entrega al distrito escolar lo que se le debe.
Como todos pagan este impuesto a la educación, las instalaciones físicas de las escuelas, están en mucho mejores condiciones que las que ofrecen escuelas privadas de México, incluyendo las de muchas universidades.
A final de cuentas, con todo y las protestas que se dan cada inicio de clases en Nuevo Laredo, ningún niño se queda sin escuela. Qué estas tengan muchas necesidades, es otra cosa y que los padres no estén dispuestos a poner de su parte para resolver esas necesidades, es también punto y aparte.
Hay quienes pudiendo tener a sus hijos en escuelas privadas no lo hacen porque consideran que el dinero que gasten en eso, les puede ser de mayor utilidad para otra clase de gastos de la familia. Incluso se llega al extremo de decir que se en las escuelas privadas y públicas, se trabaja con el mismo programa escolar que establece la Secretaría de Educación y por lo tanto no debe haber diferencias entre lo que se enseña en una y otra institución.
Pero la realidad es que si hay diferencias, como las hay cuando los padres se involucran en los estudios de sus hijos y los ayudan a ser mejores alumnos, porque la responsabilidad de su educación no puede estar solo en manos de los maestros.
En otro tema, el cierre del restaurant Cadillac nos trae el recuerdo de un funcionario que a mediados de los ochentas llegaba a ese lugar y se acomodaba en la barra pidiendo un whisky para él y sus acompañantes. Cuando le llevaban la bebida, ordenaba que le sirvieran una ronda a todos los clientes, la mayoría de ellos estadounidenses.
Este personaje pedía dos o tres copas más y cada vez que lo hacía, instruía a los meseros para que le llevaran una ronda a todos los clientes presentes. Luego de disfrutar tres o cuatro whiskys, pedía que la trajesen su cuenta y la de todos los demás clientes, muchos de los cuales eran estadounidenses que iban a disfrutar de platillos de comida internacional, desde un buen corte de carne, hasta sopa de tortuga o simplemente unos panchos. Como muchos eran turistas provenientes de Texas o de otros lugares, agradecían con un movimiento de cabeza la atención del cliente pagador, pero ni siquiera se daba por enterados sobre cómo se llamaba, ni a qué se dedicaba.