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Raúl HERNANDEZ

18 de agosto, 2010

Cuando en 1981 José López Portillo  declaró ante corresponsales extranjeros que defendería el peso como un perro, pocos imaginaron que un año después nuestra moneda se devaluaría de manera escandalosa y el mandatario terminaría nacionalizando la banca, durante su sexto y último informe de gobierno.

Seis años después,   la oposición  le echo a  perder su sexto y último informe de gobierno a Miguel de la Madrid Hurtado cuando  decenas de  diputados del PAN, del PSM;  del PSUM del PFCRN, entre otros, se pararon en sus curules y desde ahí denunciaron que se había cometido un mega fraude en las elecciones realizadas en julio de ese año.

Hasta 1987,  los informes presidenciales eran la fiesta del Presidente en turno y en las cuales actuaba como un rey español  o un tlatoni azteca y durante ese día, todo mundo acudía a  rendirle honores. A su vez, el presidente aprovechaba para  hacer anuncios espectaculares  sobre lo que a su juicio sería lo mejor para el país. Todo mundo se dedicaba a elogiarlo, desde los partidos políticos, los organismos empresariales, los  medios de comunicación, absolutamente todo mundo.

En 1988 eso cambio  y de ahí en adelante todo sería más o menos igual o peor y  en este show, han participado los que hoy se escandalizan con  esas escenas.

Así, en 1989, el diputado Vicente Fox, sacó dos boletas de la elección de un año antes y se las coloco en las orejas, simulando unas orejas de burro  como señal de burla al Presidente Carlos Salinas que estaba muy orejón. Diez años más tarde, en 1999, Fox abandonaría el Congreso durante el       Quinto Informe  de Ernesto Zedillo argumentando que tenía cosas más importantes que hacer.

En 1996, el diputado del PRD, Marco Rascón Banda, sacó una máscara de cerdo y se la puso enfrente de todo el público, provocando las carcajadas de  una buena parte de los opositores y el reproche de los priístas. Uno de estos, el diputado y líder del sindicato de trabajadores ferrocarrileros, Víctor Flores, se acercó hasta Rascón, le tiro un golpe en el estomago y le arrebato la máscara.

En 1997, el PRI por  primera vez en su historia dejo de tener mayoría en el Congreso, al obtener solo 239 asientos, de los 500 existentes. Ahí, Porfirio Muñoz Ledo, al contestar el  Informe, le diría a Zedillo: “Cada uno de nosotros valemos como vos y todos  juntos valemos más que vos”.

La alternancia partidista no modificó el formato de lo que han sido los  informes presidenciales de 1988 hasta la fecha. Desde su Primer Informe, en el 2001, Vicente Fox tuvo que padecer las protestas de los opositores y

en el 2006 ni siquiera pudo dar lectura a su informe, porque  diputados y simpatizantes del PRD tenían tomado el Palacio de San Lázaro, desde semanas antes del 1 de septiembre, en protesta por el presunto fraude cometido en las elecciones de julio de ese año.

Si alguien siente nostalgia por aquellos informes priístas que se vieron hasta 1987,  debe hacerse a la idea de que esos tiempos ya no volverán. Para bien o para mal,  ya no regresarán.

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