Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de agosto, 2010
La Secretaría de Salud nos dio un nuevo revés al entrar en vigor la disposición que prohíbe la venta de antibióticos sin receta médica.
Con la medida se busca acabar con la automedicación, pero el problema es que mucha gente, muchísima, no está en condiciones de pagar entre 250 a 400 pesos a un médico particular para que le entregue una receta y poder comprar antibióticos.
Ayer supimos del caso de una señora a la que no le quisieron vender los llamados trociscos de terramicina, tan comunes cuando se trae la garganta irritada.
Como sale más caro consultar con un médico que el costo de muchos antibióticos, muchas personas van a optar o por intentar sanar de manera natural o recurrir a la herbolaria, por ser más económico.
En medio de todo esto, el gobierno federal se jacta de que hay 37 millones de compatriotas que tienen el Seguro Social, aunque no aclara que en estos años creció el número de afiliados, pero las instalaciones de los hospitales y consultorios que atienden a estos pacientes son los mismos. Tampoco creció el número de médicos ni de enfermeras. Lo del Seguro Popular son más buenas intenciones, que resultados certeros.
Y es que con todo y que desde siempre venimos escuchando que en México el derecho a la salud y a la educación, son prioridad de prioridades, todo es una falacia.
Nuestra medicina social no tiene punto de comparación con la de países como Canadá, Inglaterra o Francia, donde enfermarse no causa preocupación a las familias, pues saben que tiene asegurada la atención gratuita, en el caso de Francia y Canadá, en tanto que en Inglaterra pagan menos de 10 dólares por cualquier operación, sin importar que queden hospitalizados durante meses. Aquí en cambio, para no ir tan lejos, en uno de los hospitales locales cobran 1,800 pesos la noche, mucho más que una habitación de cinco estrellas en un hotel de Monterrey.
Ahora que si hablamos de países pobres, ahí está el caso de Cuba. Con mucha razón el otra vez un cubano decía que en su país si se enferman, el Estado los atiende gratuitamente y si mueren, tienen asegurado el servicio funerario. Y decía que si hay necesidad de enviar al enfermo a Alemania para que sea atendido, el gobierno lo manda, sin pedirle cooperación a la familia que de esta manera se encuentra más desahogada.
En cambio en nuestro país, cuando a las familias pobres se les muere uno de los suyos, a la tragedia por la pérdida sufrida, tienen que agregar el problema de pagar el costo de los servicios funerarios, de tal manera que hay poco tiempo para llorar a los ausentes.
Cuando escuchemos que la salud y la educación es prioridad de prioridades, no hay que echar las campanas al vuelo. Es una frase hecha que no tiene nada que ver con la realidad. Esperemos que algún día sea cierto, pero por el momento no lo es.
En otro tema, los niños de la Liga Oriente sufrieron un revés que lo dejo fuera del campeonato mundial de beisbol de Williamsport. Estos niños dieron lo mejor de sí, haber ido a participar es ya un gran mérito y aunque a nadie le gusta perder, la realidad es que es una competencia alguien gana y otro pierde. Hoy nos toca estar en el lado que no quisiéramos, pero la vida sigue y hay que ver hacia adelante.