Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de agosto, 2010
Desde hace mucho tiempo ya, Nuevo Laredo ha sido y es blanco reiterado de rumores, sobre todo en los relacionados con el tema de la seguridad pública.
No hay semana en que la Vox Populi no narre y difunda historias que se dan por ciertas, sin serlo.
Son rumores fantásticos, a los que cual cadena, se le van agregando eslabones y cada quién lo hace con su propio estilo, al grado de que el que lo cuenta termina diciendo, “Yo vi, que en tal parte, un grupo armado hizo esto y aquello”. Ya ni siquiera dicen que eso se lo contó un amigo, al amigo de otro amigo.
A estas alturas, sería estúpido negar la inseguridad que se vive en Nuevo Laredo. No importa que nadie lo publique, que nadie lo diga en la radio o en la televisión, todo mundo sabe lo difícil que se ha hecho vivir en esta ciudad. Pero de eso, a darle entrada a los rumores hay una enorme distancia.
No debemos dejar que los rumores devoren nuestras vidas y provoquen una sicosis colectiva, como ha sucedido una y muchas veces y terminan por afectar la vida productiva de Nuevo Laredo.
Antes de que el Ayuntamiento abriera cuentas en Face Book y en twitter para informar sobre los incidentes en materia de inseguridad, los seguidores de esas redes sociales ya los utilizaban y a través de ellas se mantenían informados y como todos, o casi todos, eran conocidos, tenían confianza en los reportes que se atendían.
No caigamos en el juego de los rumorológos, gente sin quehacer que lo que quieren es divertirse a costa de otros, sin importar si estos resultan lastimados. Tenemos que valorar la credibilidad de quién nos plantea un hecho delictivo y decidir si debemos creerle o no.
Mientras tanto, como resultado de la polémica mediática que se ha originado por el regalo de IPad a cada uno de los 237 diputados federales del PRI, el tamaulipeco Edgard Mehlem Salinas anunció que donará la suya a la Universidad Autónoma de Tamaulipas, campus Río Bravo, para que la rifen y obtengan recursos que utilicen de la manera que se loes haga más efectiva.
Hay mucho ruido y pocas nueces en este asunto. Ciertamente la crisis ha impuesto restricciones económicas a la mayoría de los mexicanos y hablar de que a los diputados se les regale un aparato que cuesta entre 8 y 10 mil pesos, podría parecer una mala idea.
Sin embargo, puesto que un diputado gana más de 150 mil pesos mensuales, entre dieta, asistencia legislativa y actividades de gestión social, hablar de un regalo de 10 mil pesos, suena como una prestación muy menor.
En todo caso, si hay que revisar el papel de los diputados, hay que hacerlo en temas mucho más importantes que un regalo de esta naturaleza. Revisar su desempeño en el distrito que representan, si cumplen con asistir tanto a las reuniones de comisiones como a las sesiones en la Cámara de Diputados, si atienden las gestiones que les plantean.
Y no solo hay que hacerlo con los diputados, hay que hacerlo con todos los servidores públicos porque para el ciudadano común, lo que ganen los funcionarios pasa a segundo término, si hacen bien su trabajo. En cambio, cuando se les paga mucho y no hacen nada, o casi nada, eso sí que enoja.