Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
15 de septiembre, 2010
En estos días medio mundo se desgarra las vestiduras con motivo del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Hay quienes compiten por demostrar su patriotismo, que va desde portar una bandera en su choche, cantar el himno, usar ropa con motivos mexicanos o consumiendo los productos que la televisión confeccionó para la ocasión.
Hasta ahora la calidad de los festejos ha sido pobre y el Estado mexicano cedió los derechos de explotación a las dos principales televisoras, que en principio centraron sus esfuerzos en promover los atractivos turísticos del país. En la segunda fase de su agenda de festividades, incluyeron una serie que pretendió ser un retrato real de la guerra de Independencia, pero terminó siendo un programa con fines de entretenimiento.
La colaboración oficial en este Bicentenario ha sido muy pobre. Se editaron 25 millones de una revista redactada por el historiador michoacano Luis González y González que se parece a una colección de tarjetas con algunos datos biográficos de los principales héroes y villanos de la historia nacional.
Además, de esa revista, el gobierno centró sus esfuerzos a la fiesta del 15 de septiembre y al desfile del día siguiente.
En esta fiesta, hubo poco espacio para la reflexión histórica, para una reflexión real y no la reflexión superficial de los libros de texto de la educación básica.
Ciertamente somos un país donde se lee muy poco y se invierte menos en la compra de libros, pero al menos era obligado tener mayores espacios para la reflexión, con la edición de libros clásicos de nuestra historia, que abarcarán todos los temas, desde la época pre-hispánica, la Conquista, el Virreinato, la Independencia, la guerra con Texas, la Reforma, la Revolución, la Cristiada, el 68, la guerra sucia, el neoliberalismo, la alternancia partidista.
Junto con este trabajo editorial, era obligado la promoción de un debate nacional, de las diferentes épocas de nuestra historia y de sus protagonistas, en la que los historiadores participarán, pero no con un sentido oficialista, sino un debate de ideas que permitieán a los ciudadanos conocer nuestra historia, a nuestros héroes y villanos, valorarlos y entender su actuación en el desarrollo del país. La oportunidad se desperdició, porque se optó por lo oficioso.
En otro tema, el regidor Jorge Valdez Vargas enfocó sus baterías en contra del Secretario de Obras Públicas, Mario Salinas Falcón, a quien acusó formalmente ante la Secretaría de la Función Pública de haber cambiado el trazo de la carretera conocida como Radial III, para favorecer a amigos suyos que tienen terrenos por donde pasará esta vía.
Esta denuncia ya la había hecho el perredista en la pasada junta de cabildo y el martes también la presentó ante la Contraloría Municipal.
Como en la obra se invierten recursos federales, --100 millones de pesos—es probable que la Secretaría de la Función Pública se interese y le entre a la investigación y Mario Salinas tiene dos opciones: o se chamusca más, al comprobarse que abusó de su autoridad al cambiar el trazo, que de acuerdo con Valdez Vargas encareció la obra en varios millones de pesos más, o bien se comprueba que actuó con orden y protegiendo el bien común.
Hasta ahora, Mario Salinas ha sido soberbio y ha despreciado al cabildo al que nunca ha tomado en cuenta.