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¿Dónde quedó la pantalla?

Raúl HERNANDEZ

24 de junio, 2009

Aquel dicho de que al perro flaco se le suben las pulgas, le viene como anillo al dedo al ex comandante de Bomberos, Alberto Ochoa, pues no solo fue dado de baja hace cosa de dos meses, al salir positivo en un examen antidoping, sino que además, ahora se le responsabiliza de haberse llevado para su casa una pantalla de plasma de 52 pulgadas. Tiempo atrás la maquiladora Magnéticos de México le donó al Ayuntamiento 5 pantallas de plasma de la marca Sony y una de esta se concentró en la estación central de Bomberos y luego de que Ochoa fue dado de baja se la llevó. La regidora Rosa Pecina le llamó la atención por ello, pero Ochoa dijo que la pantalla era suya. Ahora el asunto está en manos de la Contraloría quien determinará si se procede penalmente contra el ex comandante. Cuando salió positivo en el antidoping, Ochoa argumento que estaba bajo tratamiento médico y ha presentado certificados médicos que así lo corroboran, pretendiendo con ello que se le reinstale en su antiguo puesto. Sin embargo, la Contraloría no ha resuelto la inconformidad de Ochoa pues propone como prueba definitiva la realización de una prueba de pelo que permite detectar si una persona tomo algún tipo de droga en los últimos 10 años. La regidora Pecina aclara que en el nuevo caso de la pantalla de plasma, es la Contraloría la que debe exigirle al ex comandante que compruebe que el aparato es suyo, pues de no ser así, se estaría en un caso de robo. Pero además, otro regidor, Rogelio Soto, ya advirtió de que en el supuesto de que Ochoa compruebe que está limpio de adicciones, regresará al Departamento de Bomberos como un elemento más, ya no como comandante pues a raíz de su salida desaparecieron las jerarquías. Suponemos que más que regresar a su antiguo puesto, el señor Ochoa lo que busca es limpiar su nombre y que no se le involucre en adicciones. Para su mala suerte, ahora tiene que añadir lo de la pantalla de plasma. En otro tema, falló el intento de un matutino por organizar un debate en el que pretendía que participasen solo las candidatas del PRI, PAN y PRD. El PRI y el PRD exigieron la participación de la chiquillada, con el argumento de que esto le da mayor pluralidad y democracia, pero la realidad es que incluir a la chiquillada es una flojera y pérdida de tiempo, pues ni tienen posibilidades reales de triunfo y encima no traen propuestas serias. Además, no se han ganado el derecho a ser tomados en cuenta, pues no han hecho una campaña real. Es cierto que algunos no traen dinero, pues entonces no se hubieran registrado. Además, la falta de dinero la pudieron compensar con ganas. Caminar y visitar casa por casa sale muy barato, pero como cansa, hay candidatos que prefieren no hacerlo. Y es que algunos participan no para ganar, sino motivados por el ego de poder jactarse que fueron candidatos, sin importarles perder con una diferencia de 80 a 1 con respecto al ganador. La historia universal, nacional y aún local, nos da sobrados ejemplos de políticos que sin dinero hicieron grandes campañas que los llevaron al triunfo. Ahí está el caso de Carlos Cantú Rosas, por citar algún nombre. Los candidatos que hoy exigen pluralidad y democracia, deben preguntarse qué han hecho para ganarse esa pluralidad y esa democracia y para que se les dé un trato igualitario con respecto a los que ya gastaron mucho dinero y tienen jornadas diarias de 14, 18 horas, además de movilizar a miles de simpatizantes.
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