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La cereza

Raúl HERNANDEZ

24 de noviembre, 2010

 

En este país, donde nos disputamos primeros lugares mundiales en corrupción, en opacidad de los actos de gobierno, en violación de los derechos humanos, en baja educación básica, en obesidad, en mayor consumo de refrescos de cola,  ya  podemos agregar una cereza más al pastel: tenemos el voto electoral más caro del mundo.

Tan solo en el 2009  se estima que en las elecciones intermedias para renovar la Cámara de Diputados se gastó más de 20 mil millones de pesos, tanto en recursos públicos como en las aportaciones de particulares. En este 2010, el presupuesto del Instituto Federal Electoral es de 8 mil 631 millones y para el 2011 será de 10 mil 499 millones de pesos.

La Fundación Internacional  para Sistemas Electorales  estima que el costo promedio del voto emitido en México cuesta 17.24 dólares, muy por encima de los 0.29 centavos que vale en Brasil o los 0.27 que cuesta en Guatemala, o los 0.41 centavos en Argentina.

Este encarecimiento del  voto es el resultado del enorme costo que representa la operatividad del IFE,  además de los subsidios que se otorgan a los partidos políticos que en el período del 2000 al 2008  fueron de más de 25 mil millones de pesos.

Tan solo en la operatividad del IFE, se  gasta mucho dinero en el pago de los salarios de sus directivos,  pues  tanto su Presidente como sus ocho  consejeros ciudadanos ganan tres millones 816 mil 392 pesos al año, mucho más que el Presidente de la República que percibe tres millones 324 mil 819 pesos.

Con todo y  las reformas legales para  imponer topes a los gastos de pre-campañas y a las campañas mismas,  las medidas han sido insuficientes. Los partidos se las ingenian para gastar de más, con la colaboración de la sociedad civil que se presta a ello, porque se ve  beneficiada. Los controles tienen  que darse de arriba para abajo, y no al revés, para que puedan funcionar.

Lo que se gasta en las campañas, tanto en recursos públicos como en aportaciones de particulares,  en muchas ocasiones se duplica, se triplica, se cuadruplica y así, hasta el infinito y el más allá, porque esos controles adolecen de muchas  fallas.

Tenemos el voto más caro del mundo, pero estamos muy lejos de alcanzar una democracia de lujo, como  debiéramos tenerla, si la inversión en campañas  fuese acorde con ella.

En otro tema,  la Asociación de Periodistas de Nuevo Laredo que dirige Juan Rodríguez Contreras  tendrá elecciones  y como su sucesor de perfila Marco Antonio Espinosa Herrera, director del noticiario radiofónico de la cadena “Mi Radio” y quien en los últimos años ha acumulado experiencia en el quehacer periodístico, incursionado también en  televisión y prensa escrita, aunque loo suyo es la radio.

Marco Antonio aglutina a su favor a la mayoría de los socios de la Asociación de Periodistas, aunque hay otra compañera, Alma Cárdenas que  también tiente  intenciones de  postularse. La competencia es  bienvenida, aunque  haría mejor en evaluar sus debilidades y fortalezas, pues no tiene caso ser arrollada y quedar mal parada, solo por el afán de  figurar.

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