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Angel Virgen Alvarado

21 de diciembre, 2010

La cercanía de la navidad y el fin de año son un excelente pretexto para las reuniones de conocidos, amigos y familiares.

Llegan las posadas, los desayunos, las comidas, las cenas…

La dieta se hace a un lado.

“En enero vuelvo a empezar” –dice uno, aunque no siempre lo cumplimos.

El lunes compartimos el pan y la sal con ERICK SILVA SANTOS y MARIO TAPIA.

Buena charla, buenos propósitos para el año próximo.

Por la tarde-noche, nos reunimos con los amigos en La Explanada del Ángel.

PEPE CANALES con la paella, FRANCISCO, KIKO, ELIZONDO con el bacalao, RÓMULO MEJIA con los romeritos, FELIPE MARTINEZ con el cabrito que preparó exquisitamente el compadre TELLO MONTES, RODOLFO RINCÒN con los chicharrones de catán, RAMÓN GARCIA con el pastel… y todos llevando algo para convivir.

Estuvo ALEJANDRO BRISEÑO, JORGE CHAPA ZAVALA, RAÚL DE LA GARZA GALLEGOS, JULIO GARCIA LARTIGUE, CARLOS VIRGEN, MAURO DE LA FUENTE, HUGO CLEMENTE, RAMIRO CISNEROS TREMEAR.

Muchos buenos amigos que, para no ser menos, nos deseamos los mejores parabienes en esta navidad 2010.

Ayer por la mañana las reuniones siguieron: BALTAZAR HINOJOSA OCHOA ofreció un desayuno a los comunicadores, luego la charla con ALEJANDRO CASTRO, una reunión del alcalde ERICK con los integrantes del Patronato de Fiestas Mexicanas…

Las fiestas, repito, son buen pretexto para estrechar la mano de aquellos a los que respetamos y tenemos afecto.

Por cierto…

Cumple años JESUS, CHUY, MEJIA a quien enviamos la felicitación.

Si lo conoce, salúdelo.

Y que el jefe DIEGO “podría” tener Síndrome de Estocolmo.

¿Podría? ¡Tiene el síndrome de Estocolmo!

… y además, podría ser el candidato del PAN a la Presidencia de la República.

Nos vamos a…

MI PECHO NO ES…

E-mail enviado por JUAN LÓPEZ B AZALDUA y FERNANDO DE LA GARZA.

Una mañana una mujer bien vestida se paró frente a un hombre desamparado, quien lentamente levantó la vista… y miro claramente a la mujer que parecía acostumbrada a las cosas buenas de la vida.

Su abrigo era nuevo.

Parecía que nunca se había perdido de una comida en su vida.

Su primer pensamiento fue: Solo se quiere burlar de mí, como tantos otros lo habían hecho…

-“¡Por Favor Déjeme en paz!”- gruñó el indigente…

Para su sorpresa, la mujer siguió enfrente de él.

Ella sonreía – sus dientes blancos mostraban destellos deslumbrantes.

-“¿Tienes hambre?”-preguntó ella.

“No”, contestó sarcásticamente. “Acabo de llegar de cenar con el presidente… Ahora vete.” -

La sonrisa de la mujer se hizo aún más Grande.

De pronto el hombre sintió una mano suave bajo el brazo.

- “¿Qué hace usted, señora?”-preguntó el hombre enojado -“Le digo que me deje en paz”-

Justo en ese momento un policía se acercó.

“¿Hay algún problema, señora?” -le preguntó el oficial.

-“No hay problema aquí, oficial”- contestó la mujer -“Sólo estoy tratando de ayudarle para que se ponga de pie. ¿Me ayudaría?”-

El oficial se rascó la cabeza. “Si, el viejo Juan ha sido un estorbo por aquí por los últimos años. ¿Qué quiere usted con él?”- Pregunto el oficial.

-“¿Ve la cafetería de allí?” -preguntó ella- “Yo voy a darle algo de comer y sacarlo del frío por un tatito”

“¿Está loca, señora?”- el pobre desamparado se resistió- “¡Yo no quiero ir ahí!”-

Entonces sintió dos fuertes manos agarrándolo de los brazos y lo levantaron.

-“Déjame ir oficial, Yo no hice nada”

-“Vamos viejo, esta es una buena oportunidad para ti,” el oficial le susurro al oído.

Finalmente y con cierta dificultad, la mujer y el agente de policía llevaron al viejo Juan a la cafetería y lo sentaron en una mesa en un rincón de la cafetería.

Era la casi mediodía, la mayoría de la gente ya había almorzado y el grupo para la comida aún no habían llegado…

El gerente de la cafetería se acercó y les pregunto. -“¿Qué está pasando aquí, oficial?” ¿Qué es todo esto?  ¿Este hombre esta en problemas?”-

-“Esta señora lo trajo aquí para que coma algo”- respondió el policía.

-“Oh no ¡Aquí no!”- el gerente respondió airadamente. “Tener una persona como este aquí es malo para mi negocio” -

El Viejo Juan esbozó una sonrisa con sus pocos dientes.- “Señora, se lo dije  ¿Ahora, si van a dejarme ir? Yo no quería venir aquí desde un principio”-

La mujer se dirigió al gerente de la cafetería y sonrió.

-“Señor ¿Está usted familiarizado con Hernández y Asociados, la firma bancaria que esta a dos callea?”-

-“Por supuesto que los conozco”- respondió el administrador con impaciencia “Ellos tienen sus reuniones semanales en una de mis salas de banquetes”-

-“¿Y se gana una buena cantidad de dinero con el suministro de alimentos en estas reuniones semanales?”-

-“¿Y eso que le importa a usted?”-

-“Yo, señor, soy Penélope Hernández, Presidente y dueña de la compañía”-

“Oh Perdón”- dijo el gerente.

La mujer sonrió de nuevo: -“Pensé que esto podría hacer una diferencia en su trato.”

Le dijo al policía, que fuertemente trataba de contener una carcajada. “¿Le gustaría tomar con nosotros una taza de café  o tal vez una comida, oficial?”-

- “No, gracias, señora”- replicó el oficial “Estoy en servicio”.

-“¿Entonces, quizás, una taza de café para llevar?”-

-“Sí, señora. Eso estaría mejor”-

El gerente de la cafetería giró sobre sus talones como recibiendo una orden.

– “Voy a traer el café para usted de inmediato señor oficial”

El oficial lo vio alejarse. Y opinó:”Ciertamente lo ha puesto en su lugar”, dijo.

“Eso no fue mi intención”- dijo la señora… Lo crea o no, tengo una buena razón para todo esto”.

Se sentó a la mesa frente a su invitado a cenar. Ella lo miró fijamente…

-“Juan ¿te acuerdas de mí?”

El viejo Juan miro su rostro el rostro, con los ojos lagañosos “Creo que sí – Digo, se me hace familiar”.

“Mira Juan, quizá estoy un poco mas grande, pero mírame bien”, dijo la Señora... “Tal vez me veo mas llenita ahora… pero cuando tu trabajabas aquí hace muchos años vine aquí una vez, y por esa misma puerta, muerta de hambre y frio.”

Algunas lágrimas posaron sobre sus mejillas...

“¿Señora?” dijo el Oficial, No podía creer lo que estaba presenciando, ni siquiera pensar que la mujer podría llegar a tener hambre.

“Yo acababa de graduarme de la Universidad en mi pueblo”, la mujer comentó. “Yo había llegado a la ciudad en busca de un trabajo, pero no pude encontrar nada. Con la voz quebrantada la mujer continuaba: Pero cuando me quedaban mis últimos centavos y me habían corrido de mi apartamento. Caminaba por las calles, y era en febrero y Hacía frío y casi muerta de hambre. Vi este lugar y entre con una poca posibilidad de que podría conseguir algo de comer. ” Con lágrimas en sus ojos la mujer siguió platicando.

Juan me recibió con una sonrisa. “Ahora me acuerdo”, dijo Juan. “Yo estaba detrás del mostrador de servicio. Se acercó y me preguntó si podría trabajar por algo de comer”. “Si, y me dijiste que estaba en contra de la política de la empresa”.
Continuó la mujer... -Entonces, tú me hiciste el sándwich de carne mas grande que había visto nunca… me diste una taza de café, y me fui a un rincón y disfrutar de mi comida. Tenía miedo de que te metiera en problemas. Luego, cuando Miré y te vi a poner el precio de la comida en la caja registradora, supe entonces que todo iba a estar bien “.

“¿Así que usted comenzó su propio negocio?” El viejo Juan dijo.

” Si, encontré un trabajo esa misma tarde. Trabajé muy duro, y me fui hacia arriba con la ayuda de Mi Padre Dios. Eventualmente empecé mi propio negocio que, con la ayuda de Dios, prosperó...” Ella abrió su bolso y sacó una tarjeta. “Cuando termines aquí, quiero que vayas a hacer una visita al señor Martínez. Él es el director de personal de mi empresa. Iré a hablar con él y estoy seguro de que encontrará algo para que puedas hacer algo en la oficina “.

Ella sonrió. “Creo que incluso podría darte un Adelanto, lo suficiente para que puedas comprar algo de ropa y conseguir un lugar para vivir hasta que te recuperes. Si alguna vez necesitas algo, mi puerta está siempre abierta para ti Juan.”

Hubo lágrimas en los ojos del anciano. “¿Cómo voy a agradecer?, preguntó.

“No me des las gracias”, respondió la mujer. “A Dios dale la gloria. El me trajo a ti.”

Fuera de la cafetería, el oficial y la mujer se detuvieron y antes de irse por su lado... “Gracias por toda su ayuda, oficial,”

Dijo La Sra. Hernández.”

“Al contrario, dijo el oficial,”, “Gracias. Vi un milagro hoy, algo que nunca voy a olvidar. Y… Y gracias por el café. “…….

Que Dios te bendiga siempre y no te olvides que cuando tiramos el pan sobre las aguas, nunca sabes cuando será devuelto a ti... Dios es tan grande que puede cubrir todo el mundo con su amor y a la vez tan pequeño para entrar en tu corazón.

Cuando Dios te lleva al borde del acantilado, confía en él plenamente y déjate llevar.

Sólo 1 de 2 cosas va a suceder, o él te sostiene cuando tú te caes, o te va a enseñar a volar

El poder de una frase Dios va a cambiar las cosas hoy y pondrá todo a tu favor.

Dios cierra puertas que ningún hombre puede abrir y Dios abre puertas que ningún hombre puede cerrar

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