Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
21 de diciembre, 2010
Es la noche del 19 de febrero de 2007. El diputado federal Horacio Garza Garza sufre un atentado criminal en el que resulta herido, con tres balas de AK-47, en tanto que su chofer, Héctor Morales Juárez cae abatido.
Horacio es internado en la Clínica de Especialidades, donde permanece unas horas y después es trasladado, en una ambulancia aérea, a un hospital en la Ciudad de México.
El atentado cimbra a los neolaredenses. No solo al pueblo, que lo adora, si no aún la clase política, con la cual el dos veces ex alcalde tuvo muchos desacuerdos y desencuentros, pero no a grado tal de desearle un mal.
Tras el atentado, Horacio se refugia en la Ciudad de México, donde se le asignan cinco escoltas para su protección. Como triste recuerdo del atentado, una bala se le queda alojada en el cuello y los médicos recomiendan no extraerla.
El 26 de abril de 2009, Horacio concede una entrevista al periódico Milenio. Una de las preguntas obligadas es si regresará algún día a Nuevo Laredo:
“¿Volver a Nuevo Laredo?”… pregunta: “¡ni loco!”. ¿Porqué?, “¡porque no me voy a exponer a que me maten!”.
No solo se aleja de Nuevo Laredo, tampoco quiere transitar por alguna otra ciudad tamaulipeca, incluso con el ofrecimiento del Gobernador Eugenio Hernández que le ofrece un blindaje especial. Es hasta los últimos meses en que empieza hacer algunas apariciones en Ciudad Victoria.
El 21 de diciembre de 2010, a tres años y 10 meses del atentado, Horacio regresa a Nuevo Laredo para asistir a la ceremonia del cruce 12 millones en el puente del Comercio Mundial, la obra cumbre de su segundo período como alcalde.
Es un puente que construyó el Municipio con recursos propios y créditos bancarios, en un tiempo record de cuatro meses. Cuando se hizo el cruce se proyecto que en 10 años habrían cruzado 8 millones de camiones, pronóstico que se supero en un 50 por ciento.
La visita de Horacio, por razones de seguridad, se manejó con mucha secrecía. Llegó en un avión privado al aeropuerto Quetzalcóatl y desde ahí fue trasladado en una camioneta que manejo su amigo Juan Ernesto Rivera Gómez, quien fungió como su secretario y asistente, aquí en Nuevo Laredo, durante su gestión legislativa.
Después de la ceremonia oficial por los 12 millones de cruces, Horacio concedió entrevistas a todo mundo, en las que expreso su confianza en que algún día retorne la tranquilidad en muchas partes del país.
La inseguridad no va a desparecer, pero sí debe haber orden, comentó.
Fue una visita breve y tras estar en el puente, donde saludo y se retrató con todo aquel que se lo pidió, Horacio se dirigió al aeropuerto para tomar el avión particular que le facilitó un amigo, de nombre Héctor Martínez.
Aunque por unas pocas horas, Horacio pudo regresar a la tierra en la que en un término de tres lustros le permitió ser cinco veces candidato y ganar las cinco elecciones, dos como alcalde, dos como diputado federal y una como diputado local.
Todas esas incursiones en la vida pública le ganaron el afecto de los neolaredenses y alguna vez llegó a decir que jamás dejaría de vivir en esta ciudad, pero aquel atentado del 19 de febrero de 2007 lo obligó a cambiar de idea, por razones que no escogió.