Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
25 de enero, 2011
Muy molestos reaccionaron regidores del PAN ante la supuesta declaración del Secretario del Ayuntamiento, Juan Fernando Miranda Macías, en el sentido de que se medirá la eficiencia con que trabajan los ediles.
Miranda aclararía más tarde que esa declaración no la hizo y que los regidores son sus jefes.
Francamente no nos imaginamos a un personaje con la experiencia jurídica y política de Miranda anunciando que supervisará a los regidores, pues no está dentro de sus facultades.
Ahora que lo que sí es cierto es que se debe revisar el papel de los regidores, desde su elección de manera individual y directa, hasta los mecanismos para evaluarlos.
Y es que desde siempre se han dado casos de regidores que no participan en las juntas de cabildo, no asisten al trabajo en comisiones, no acuden a los eventos cívicos y públicos del ayuntamiento, no realizan trabajo de gestoría y nadie les pone un alto, con el pretexto de que son electos y no se les puede remover.
Y aunque estos regidores no trabajan, tienen el mismo sueldo, la misma compensación y los mismos beneficios que los que sí trabajan. Donde sí hay diferencia, es en lo que se llevan por fuera.
En los tiempos de Horacio Garza a este le enojaba mucho que los regidores ni siquiera quisieran asistir a las ceremonias cívicas y para ponerlos a trabajar los obligaba a rendir informes de actividades ante los vecinos del sector territorial que se les asignaba.
Después, como legislador, promovió una reforma para la elección individual de los regidores, que no encontró eco entre los partidos políticos, aunque la propuesta es y sigue siendo buena.
Abundan los casos de regidores que llegan al cabildo sin mayor mérito que ser amigos de un poderoso político o la mujer de un poderoso dirigente. Y no les importa en su desempeño ser unos flojos o unas burras, pues saben que nadie los va a remover. Como no les costó llegar, se dedican los tres años a darse la gran vida en pachangas, en coleccionar novios o novias, en hacerse cirugías estéticas que no les quitan lo feo, en aparentar que son buena onda, aunque en realidad no se les quita lo naco y en aparentar que son muy populares, aunque en realidad nadie los quiere. Al final del trienio terminan con varios cientos de miles de pesos en su cuenta bancaria, pero siguen siendo igual de feos, nacos e ignorantes.
En otro tema, la que si trabaja, y bastante, es la legisladora Cristabell Zamora Cabrera, que en estos días ha aprovechado para reunirse con grupos de la sociedad y ponerse a sus órdenes. En los últimos días se reunió con el Consejo de Instituciones, con el alcalde de Miguel Alemán y con integrantes del Movimiento Territorial, a los que les reiteró su disponibilidad para apoyarlos en las gestiones que sean necesarias.
Antes de ser diputada, Cristabell fue regidora y su carrera ascendente debiera ser un ejemplo para muchos de los que participan en asuntos políticos de la importancia de hacer bien las cosas para poder crecer políticamente. No que, en cambio, hay a quienes la suerte les llegue de repente, pero en vez de aprovecharla y ponerse a trabajar para destacar, se dedican a haragenar y ya no vuelven a tener suerte.