Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
30 de enero, 2011
Cecilia Robles, José Benítez y Francisco Herrera fueron un compacto grupo que sirvió al proyecto de Rodolfo Torre Cantú. Robles se distinguió por ser una fundamental pieza en la organización y en la movilización de mujeres priístas en todo el estado y por ser vínculo directo con una parte importante del magisterio tamaulipeco con el entonces candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas. Benítez, quien se sumó al proyecto del doctor Torre Cantú desde hace aproximadamente 10 años, se encargó del trato directo con los diferentes grupos priistas del estado desde que el hermano del hoy gobernador era Secretario de Salud; y Herrera, operó como una especie de Secretario particular e interlocutor con algunas personalidades de la cultura y la política de las diferentes regiones tamaulipecas.
Los tres, llevaron sus tareas a ras de tierra. Siempre realizaron trabajos de campo. Tuvieron trato directo con Rodolfo.
La desaparición del doctor y el arribo a la política de Egidio los centrifugó del escenario.
¿Qué orilló al equipo de Egidio a relegar a estos probados cuadros de Rodolfo?
¿Qué tipo de valores mueven la conducta política de Egidio como para olvidar a quienes apuntalaron el capital político de su hermano y al final, el suyo propio?
¿Estamos ante un Ejecutivo estatal que malentiende la política?
La señal que envía a la clase política –sobre todo a la que aportó, en el sentido político y material, para que Rodolfo ganara la elección de gobernador- es inquietante. Porque si el gobernador está tratando con la punta del pié a Robles, Benítez y a Herrera que fueron la entraña sociopolítica del proyecto de Rodolfo por años, ¿qué pueden esperar los actores políticos que desde las discretas sombras, apoyaron a Rodolfo?..
Y hay que decirlo: son centenares; quizá miles.
Pocas veces un dirigente del PRI tamaulipeco había recibido una organización en un escenario tan viscoso. Con una familia priista desencantada, Lucino Cervantes enfrenta el desdén a su convocatoria de una clase política institucional que se siente mal recompensada.
¿Podrá Lucino sentar a la mesa del PRI por ejemplo al SNTE y a sus dirigentes, luego de los desencuentros con el gobernador Egidio?
¿Podrá Lucino consensar con los factores de poder municipales un proyecto priista para Tamaulipas, cuando esas expresiones político-económicas se sienten marginadas de los espacios de autoridad y mando?..
¿Quién demonios está intentando demoler el proyecto de Rodolfo? Ahorita es muy difícil responder a esta interrogante final. Lo que sí está cada vez más visible, es la intención de un grupo sociopolítico que ante la erosión del poder de Egidio, sonríe y ha empezado a construir a un sucesor. Un personaje, que pueda garantizar en Tamaulipas, un victorioso 2012 para el PRI y la aviesa Nomenklatura tricolor.