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Max Avila

13 de febrero, 2011

1.-Poco a poco de regreso a la normalidad.  Mil gracias a todos los amigos que se preocupan por la salud del escribidor, en especial al doctor Jorge Salinas Treviño indudable ángel de la guarda de aquellos que nos aferramos a seguir con vida. Un hombre que nació para aliviar el dolor ajeno sin importar condición social o económica.

En verdad que el director del hospital “Norberto Treviño Zapata” es de los funcionarios que saben y entienden el valor de su vocación que le merece amplio respeto de la comunidad. Seguro que en don Jorge Salinas el secretario Treviño García-Manzo encuentra a uno de sus colaboradores más leales y eficaces. Y no lo dice solo el de la voz porque ya se sabe que el prestigio, sobre todo en el delicado campo de la medicina, solo se alcanza con trabajo, esfuerzo y dedicación.

Pues al doctor Salinas Treviño mi agradecimiento eterno, y desde luego a quienes han mostrado solidaridad en las horas que parecía nublarse la esperanza. En la intimidad celebro contar aun con amigos y creo que a estas alturas es el mayor tesoro, si no es que el único, y uno se da cuenta cuando alguien te recuerda que todavía tienes tareas pendientes en el mundo terrenal, al tiempo que te extiende su mano para ayudarte a salir del obscuro túnel.

A lo mejor usted ha tenido esa sensación de que llegó el momento del retorno y empieza a reconstruir lo que fue. No es miedo, sino la curiosidad de conocer lo que sigue con la convicción a cuestas de que lo que empieza termina.

En esas difíciles horas recordé al maese Joaquín Sabina:

“Lo primero que quise fue marcharme bien lejos en el álbum de cronos de la resignación, apenas vi que un ojo me giñaba la vida le pedí que a su antojo dispusiera de mi, ella me dio las llaves de la ciudad prohibida y yo todo lo que tengo, que es nada, se lo di.

 Y así crecí volando y volé tan de prisa que hasta mi propia sombra, de vista me perdió. Para borrar mis huellas, destroce mi camisa, confundí con estrellas las luces de neón.

Sobre el banco de un parque dormí con un lirón y por decir lo que pienso, sin pensar lo que digo, más de un beso me dieron y más de un bofetón. Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna lo que se del pecado lo tuve que buscar, como un ladrón en alguna de cuyo nombre no me quiero acordar.

Así  que de momento nada de adiós muchachos, me duerno en los entierros de mi generación. Cada noche me invento, todavía me emborracho, tan joven y tan viejo, like a rolling Stone”.

Disculpe, pero lo tenía que decir.

2.- Mientras tanto es una pena el hostigamiento que sufren líderes sociales por parte del gobierno federal. En este sentido una de las últimas víctimas es Guadalupe Medina Bernal, dirigente de la Triple T (sin tierra, sin trabajo, sin techo), quien con lujo de fuerza fue encarcelado por “el enorme delito” de defender a sus compañeros.

Como sabemos Lupe mantenía un plantón desde hace tres meses en el exterior del palacio federal en la capital del estado, demandando recursos prometidos por Ángel Sierra Ramírez titular del Fondo Nacional de empresas en solidaridad (Fonaes). Y la respuesta no pudo ser más violenta.

Es la intolerancia del gobierno panista que lo manifiesta de diversas formas. Recordéis lo sucedido a la periodista Carmen Aristegui, cesada de MVS por solicitar explicaciones de cierto comportamiento del jefe de Los Pinos.

Creímos que la represión era cosa del pasado, pero ya vemos que sigue vigente. Como le digo, es una pena, por no llamarle desgracia. Como si no tuviéramos bastante.

SUCEDE QUE

Desde su primera comparecencia ante los medios nos dimos cuenta que mi general Ubaldo Anaya Tinoco es un hombre congruente, por ello a nadie extrañará que, más o menos en un mes, haga efectiva su renuncia a la Secretaría de Seguridad Pública, debido, dicen, a ciertas condiciones laborales que privan en la dependencia.

Y hasta la próxima.

(sarama@live.com.mx)

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