Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
16 de febrero, 2011
1.- Pues ya le digo, la administración estatal está en proceso de legitimación. Por esta razón la voz popular demanda prudencia, tolerancia y sobre todo no caer en exageraciones que trascienden los usos de una sociedad acostumbrada al buen convivir con sus autoridades. El desprecio a los medios de comunicación por ejemplo, es sintomático de que algo huele mal en el área que debiera ser más sensible al servir como espejo de la imagen de Egidio Torre Cantú.
El escribidor supone que por desconocimiento del estado y el medio periodístico Guillermo Martínez más que útil a su jefe, es altamente perjudicial. El tiempo que ronda cercanía, nos dará la razón.
2.- Mientras tanto, dicese de la próxima visita de Felipe Calderón a Tamaulipas. Ojalá y le vaya bonito porque a como están las cosas su presencia en cualquier parte del país es riesgosa. Acaba de suceder en Oaxaca donde la confrontación civil con las fuerzas “del orden” llegó al cien. Y es que las protestas son incontenibles cuando los motivos se imponen.
Usted dirá que por allá arrastran broncas de muchos años y a lo mejor de siglos, y tiene razón, solo que en el fondo la hodencia es la misma y ataca por igual a los pobres, “seyan de donde seyan” considerando que hambre, desempleo, inseguridad, explotación, falta de servicios y todo lo que resulte de esta infame fórmula, siempre olerá y sabrá a violencia.
De manera que Calderón se dará una vueltecita por estos lares y uno quisiera que los reclamos no obnubilen su estancia. Sea que a los compas de la “TripleT” no se les ocurra protestar por la represión de que son objeto y que recién llevó a la cárcel a su dirigente Guadalupe Medina Bernal, o que colonos exijan el cumplimento de los apoyos del mentado Fondo Nacional para desastres naturales todavía pendientes desde inmemoriales ayeres.
¿Y qué tal si los productores agrícolas encaranse con el Ejecutivo en demanda de respaldo pa’ afrontar la inminente crisis que amenaza al estado y sus alrededores?.
Entre paréntesis sabrá que la información oficial señala que con motivo de las heladas, no “las chelas”, sino las bajas temperaturas, destruyeron los sembradíos en Sinaloa y Tamaulipas por lo que la hambruna ya no la veremos en la tele tan lejos como África o la India, sino la padeceremos tan cerquita como Abasolo que esta vez dejará de producir maíz o la región citrícola que por las mismas razones permanecerá más triste que un gato capón en tiempo de celo. Y deje que en la frontera “está pior” después de que los sorgueros vieron esfumarse la ilusión que a su cosecha acompañara.
En medio de todo este desastre el escribidor se pregunta, ¿a qué viene Calderón?. A lo mejor a cumplir con el protocolo institucional al inicio de un régimen y está bien, pero ojo que sus giras por la república asemejan una provocación que el estado no merece. Cierto, hay problemas y algunos derivados del revanchismo sexenal, pero aun son manejables, sobre todo si alguien recuerda a las nuevas autoridades que la administración pública no es asunto personal, sino compromiso con las mayorías cuyos problemas nada tienen que ver con los estados de ánimo de funcionarios, por más elevado que sea su rango.
En este sentido, señoras, señores, estamos hartos de principados que se apropian de la esperanza de la comunidad. ¡Ah, bruto!.
El mundo está revuelto. El de la voz no quiere pecar de pesimista pero tiempo llegará en que los gobernantes preferirán aislarse entre lujos, adulaciones, halagos y en última instancia huir con las alforjas repletas, antes que enfrentarse al reclamo popular. Lo que sucede en otras partes no es mera coincidencia porque el fenómeno del poder contiene los mismos abusos en cualquier parte del globo terráqueo. Y ni modo que sea invento.
SUCEDE QUE
Pues ahí tiene que como resultado de modificaciones administrativas abuelos y jóvenes son los grandes perdedores. Se acabaron los apoyos, olvídese entre otras cosas, de programas como “adopta un abuelito”, “Lánzate”, “crece sano” y todo eso que como inversión social es altamente productiva.
Ahora austeridad y mezquindad se confunden, pero hay un Dios que todo lo ve y todo lo juzga. Ojalá y lo sepa Gabriel de la Garza, el director del DIF quien aparece como el verdugo de las expectativas existenciales de miles de tamaulipecos. Está claro que vamos como los cangrejos. Caemos de nuevo en la cuenta de que los funcionarios se consideran divinos y por lo tanto para siempre.
Y hasta la próxima.
(sarama@live.com.mx)