Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
26 de marzo, 2011
La familia de Oscar Luebbert y sus amigos, se resisten a dejar el presupuesto. Luego de la fallida primera intentona por apropiarse el Parque Cultural Reynosa (PCR) han regresado con mayores ambiciones y, dicen ellos, mejores estrategias.
Ahora fueron más discretos. Le pusieron tapabocas a Elsa Sánchez para que sus incoherencias no frustraran el plan; la regidora Esther Camargo intensificó su protagonismo en el ámbito de la cultura (como si algún día le hubiera interesado la Cultura); intensificaron la presión contra las autoridades municipales para que no vetaran la propuesta de Sánchez para el PCT y no se cansaron de seducir (con lisonjas, y algunos dicen que hasta con regalos) a la directora del Instituto Tamaulipeco de Cultura.
Los luebbertianos y sus distinguidas mujeres, anduvieron febrilmente activos para recomponer el escenario político que les permitera acomodar a la dama en mención en un cargo que con insistentes lágrimas exigía. Es casi oficial: en ésta ocasión la fortuna les sonrió. La directora de Cultura de Tamaulipas accedió a poner al frente del PCR a la susodicha, con el eufemístico puesto de Directora Técnica del PCR.
¿Porqué otorgar el cargo a un personaje de actitudes intolerables, por lo deshonestas?..
¿Porqué insistir en Doña Elsa cuando sus prendas intelectuales han sido reiteradamente mostradas como inexistentes?
¿Porqué evidenciar absoluto menosprecio por el tejido cultural de los reynosenses?
(Olvidemos si se quiere, su compulsiva atracción por los dineros públicos, como ya lo ha demostrado la Prensa. Dejemos atrás, si se desea su desprecio por los artistas. Lo que no se puede dejar pasar, son dos datos que exhiben su estatura como persona. El primero: la Opinión Pública conoce el origen apócrifo de su título universitario (todo el pueblo sabe que una Universidad privada de la localidad le entregó el título a ruego de su primo Oscar Luebbert) que con mucho orgullo muestra para impresionar a quienes no la conocen. El segundo: su vocación de plagiaria demostrada por autores tamaulipecos que públicamente la han acusado de robar creación intelectual).
Se entiende que la familia Luebbert apoye con toda su vehemencia a Doña Elsa. Siempre ha sido generosa con ella. En este caso, la insistencia de promoverla a cargos lejos sumar orgullo y respeto a la corriente política que la impulsa, le adiciona desgaste y descrédito. Más, del que ya carga.
¿Cómo explicarán su desfachatez y su deshonra, las autoridades culturales de Tamaulipas que vinieron a Reynosa a dar posesión en el PCR a ese espécimen, paradigma de la antiética y la anticultura?.