Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
27 de marzo, 2011
1.- En Tamaulipas las militancias partidistas están descabezadas. Por diversas razones los liderazgos desaparecieron y por lo mismo la política de masas dejó de ser la referencia obligada, pasando a convertirse en convidada de piedra dispuesta a cualquier aventura con tal de recobrar la importancia de antaño.
Ni modo que los panistas confíen en la bola de gañanes que se disputan el poder pisoteando el resto de sus escrúpulos. Igual en el PRD donde los señalamientos menores entre los principales actores no se bajan de ladrones, corruptos o “vendidos”.
Mientras tanto en el PT Alejandro Ceniceros insiste en cobrar como el gerente que llegó pa’ quedarse con lo que a la sospecha corresponde. El hombre es un viejo conocedor de los acuerdos en lo obscurito que le valieron la vecindad definitiva, y aunque pareciera que por estos días “el arreglo” está en veremos, no deja de aprovechar el paracaídas de la diputación local pa’ hacerse notar como “dignatario” de la oposición.
Claro, hay partidos como Convergencia o Nueva Alianza que son “de temporal” que para efectos prácticos solo sirven pa’ estorbar al enemigo en el área chica con riesgo de cometer autogol. Remember las locuras de Elba Esther.
El asunto es que por estos tiempos la política-política no sirve pa’ maldita la cosa a las mayorías que lucen olvidadas o mejor dicho, marginadas de proyectos que debieran tenerlas como centro del objetivo general de avanzar, y no permanecer atascadas, afectadas y aun atacadas por el misérrimo pretexto de “las circunstancias” que por cierto siguen siendo inéditas, hasta que no se demuestre lo contrario.
¿Qué sentido tiene la política sin el desarrollo en todos los sentidos?. Es una pregunta que debieran responder con honestidad aquellos que toman decisiones a nombre de la sociedad.
Usted dirá que tampoco el PRI se salva de esta irresponsabilidad. Y tiene razón, es más, el escribidor agregaría que “es el pior” porque utiliza el poder pa’ encubrir vanidades y todo lo que ello representa y significa, incluidas las ofensas viales.
Ni como negar que el coraje va “in crechendo” en proporción inversa al alejamiento de las instituciones, u lo que llaman “instituciones” que no pasan de ser simples códigos de la santa inquisición con destinatario al pobre ciudadano. Y ni modo que sea invento.
¡Señoras, señores, hay un divorcio social que no ven solo aquellos obnubilados por la soberbia!.
De manera que las mayorías son convidadas de piedra a su propia desgracia, pero ¡ea! que “ la vida es tan linda” así decía mi sagrada abue, que a la larga permite el desquite.
En México se han puesto de moda las alianzas y en Tamaulipas el ensayo está a la vuelta de la esquina con las elecciones federales, lo cual ya le digo, podría ser principio de algo más importante.
A estas alturas del juego las ideologías, los principios y los escrúpulos son artículos de segunda mano. No le extrañe que pronto veamos a panistas, priístas, petistas, perredistas y los que resulten, unidos en el gran concilio por el rescate de su dignidad. Y si no pa’l baile vamos.
2.- En Educación hay nuevo director de Comunicación social. Estaba “cantado” que la anterior titular no serviría a los objetivos de Diódoro Guerra que son los más altos y más buscados por cualquier tamaulipeco. Llega Javier Ramírez Gutiérrez, un buen hombre, dicen, politólogo, académico, investigador y autor de libros. No es periodista y su relación con los medios es mínima, aunque ello no parece preocupar mucho al titular de la SET, ya que lo importante para su merced es el manejo estrictamente político de su imagen pa’ lo que usted sabe o imagina.
Ya veremos si lo logra, antes que el destino lo alcance.
SUCEDE QUE
En el PRI del estado de México se impuso el miedo a perder, por eso resultó candidato Eruviel Ávila. Ojo, llegado el momento, que puede ser cualquiera, en Tamaulipas podría suceder lo mismo. Y es que después de las circunstancias conocidas, el PRI es diferente con todo y que juega a las escondidas con la realidad. Pareciera que los políticos están sordos, ciegos e insensibles. ¿Pareciera?.
Y hasta la próxima.