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Historias de frontera

José Ángel Solorio

1 de abril, 2011

 Esta historia, la cuento como me la contaron.

Lugares: Reynosa, Tamaulipas-Mc Allen, Texas. Tiempo político: el salinismo en pleno apogeo. Protagonistas: José Cruz Contreras, empresario reynosense y compadre de Ronald Reagan; Brick Marmolejo, sheriff del Condado de Cameron, Texas; un gringo ex boina verde, ex combatiente de Vietnam; el señor López, ex Tesorero del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) y para efectos operativos, un traductor.

La Quina estaba en un reclusorio capitalino.

Cruz Contreras, ex aliado de Joaquín Hernández Galicia tenía información privilegiada de los  movimientos financieros del STPRM. Por años, según se infiere de acontecimientos narrados en los procesos penales contra la Quina, se había movido en el círculo más íntimo del líder petrolero.

Susurró  un día un amigo y a su traductor:

-La Quina tiene una cuenta secreta en Islas Caimán. Ahí guarda 20 mil millones de dólares. Él no va a decir nada. Pero no es el único que sabe de esa cuenta; la otra persona es el ex Tesorero del Sindicato.

-¿..?

Los interlocutores de Cruz Contreras intercambiaron signos de interrogación. El habano del ex alcalde reynosense resplandeció. Una nube de nicotina anticipó el plan:

-Es sencillo. Invitamos al ex Tesorero de la Quina a Reynosa. Lo secuestramos y lo llevamos a Mc Allen, lo metemos en un hotel y le sacamos el número de la cuenta y el número confidencial.

Los cuates del ex ferrocarrilero, sonrieron con cierto escepticismo.

 “Y cómo lo pasamos por el puente..?”, cuestionaron.

   Cruz Conteras sonrió.

  “Yo lo arreglo”, aseguró.

  Días después, lo amigos del Negro (era el apodo de Cruz Contreras) se quedarían pasmados. El Negro, había convencido a Marmolejo para que les brindara protección. El Sherriff, había dicho: “Sólo puedo darles dos horas. Si en dos horas no terminan lo que quieren, no me hago responsable de lo que pase”.

-Suficiente-, había expresado Contreras.-

Los cuates del Negro, tenían otra duda.

-Y quién lo va a interrogar..?-.

Otra vez, el puro de Conteras resplandeció.

-Miren: tengo contratado a un ex combatiente de Vietnam experto en interrogatorios. Es un especialista en utilizar el suero de la verdad-.

Marmolejo, el ex boina verde, y el traductor por varios días estuvieron listos. Contreras, tenía aún la tarea de convencer al ex Tesorero del STPRM para que visitara Reynosa. Por semanas, el Negro operó las más diversas técnicas de seducción. Utilizó decenas de telefonazos. Hasta que le sacó el sí, al ex Tesorero.

 “¡Ya está!”, informó a sus socios.

   -Mañana paso por él al aeropuerto de Reynosa-, dijo triunfal.

  Contreras estuvo puntual al arribo del avión procedente de la Ciudad de México. Vió pasar decenas de pasajeros. Ninguno con el rostro del ex Tesorero.

Lanzó  un resoplido. Mascó su puro. Se acomodó su sombrero de gángster. Y pensando, seguramente, en los 20 mil millones de dólares, exclamó:

-¡Cabrón..!-.

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