Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
8 de mayo, 2011
Buena parte de la clase política tamaulipeca en la Ciudad de México, está preocupada. Ven en la “inexistencia del gobierno estatal” uno de los peores signos para el despliegue de la actividad política en la entidad el 2012. La “inexistencia del gobierno estatal” no se constriñe a lo social: creciente inseguridad, falta de obra pública, deficiente aparato de administración e impartición de Justicia, etc.
No. El asunto va más allá. La “inexistencia del gobierno estatal” también aplica para el ejercicio político del jefe de la administración estatal. Desde el DF se percibe que el gobernador de Tamaulipas tiene una visión muy especial del quehacer político.
Me contaron:
“Hace unas semanas el gobernador Egidio se topó en un hotel al periodista Salvador García Soto. Luego de las presentaciones y los saludos de rigor, el comunicólogo planteó:
-¿A ver cuando nos vemos para platicar, señor gobernador?
Egidio lo miró extrañado. Sorprendido.
Respondió al periodista:
-No necesito platicar con los periodistas de México, sobre asuntos de Tamaulipas…
García Soto volvió sobre sus pasos.”
Más:
“Son varios los encuentros que ha tenido el matamorense Marco Antonio Bernal Gutiérrez con Torre Cantú. Se ha replegado porque Egidio no entiende muchas cosas. Lo que hizo distanciarse a Bernal fue la actitud del gobernador. En una ocasión Marco intentando acercarse a Tamaulipas, preguntó:
-Dígame en qué le puedo ayudar gobernador…
Egidio replicó, con cierta frialdad:
-En qué me puedes ayudar…”
Y peor:
“Al finalizar la presentación del Plan Estatal de Desarrollo, el diputado Emilio Gamboa Patrón, ya en la comida, intercambiaba opiniones con Egidio y otros relevantes políticos. Gamboa planteaba y describía algunas ideas que a su juicio podrían apuntalar el desarrollo de Tamaulipas con la colaboración de los legisladores priistas federales. Los comentarios los dirigía, al gobernador.
Egidio, ido, se dirigió a otro de los comensales:
-Perdón, me decías..?”
Hay que decirlo: a los políticos les vale poco menos que un cacahuate la suerte de Egidio. (Que acá entre nos, ya se le da por perdido para el PRI y para sus proyectos en Tamaulipas). La inquietud del priismo es el futuro que pueda enfrentar con ese tipo de liderazgo (disminuido, terco, inexperto, obstinado). En corto: se busca que la caída de Egidio no arrastre al candidato presidencial del PRI en esa región.
La “inexistencia del gobierno estatal” para el priismo regional y nacional no ha podido desaparecer de su óptica. La sensación, al parecer justificada, la alimenta un desdén absoluto de Egidio Torre Cantú por la política y por los políticos.
En estos momentos el gobernador debe estar preocupado por haber seguido esa imprudente e insensata ruta. El gobernador está rodeado de hostilidad y de repulsa.
En estos momentos cruciales, que requiere de adhesiones y de soportes de los más conspicuos representantes de la sociedad tamaulipeca, ante la embestida del gobierno federal que lo ve y lo trata como una administración destituida, se ve grotesco y patético que el Ejecutivo estatal clame solidaridad a aquellos que despreció y desdeñó en el pasado más reciente.
¿Y ahora quién podrá salvarlo?..