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14 de mayo, 2011

 Tamaulipas ha tenido cuatro Secretarios de Estado en la época contemporánea. Emilio Portes Gil, de Gobernación; Marte R. Gómez de Hacienda y Agricultura; Emilio Martínez Manautou, de la Presidencia y José Ángel Gurría, de Hacienda. Los primeros tres, con una gran incidencia en las políticas de la entidad; Gurría, por su parte, optó por jugar únicamente en el Centro dejando que se hicieran bolas los tamaulipecos en asuntos que él siempre consideró menores.

La tercia mencionada, logró desde su posición trascender a su periodo gubernamental. Aún y cuando los gobernadores hicieran intersección con sus proyectos, no dejaba de ser incómodo para un Ejecutivo estatal el sentir el achique de su autoridad. Senadores, diputados federales e incluso factores locales, acudían a recibir atenciones de aquellos que se convirtieron en santones externos de la política tamaulipeca.

Algunos supondrán, que es bueno para la entidad contar con representantes en la Federación.  Démoslo por hecho. Lo que también hay que dar como un hecho, es el enorme contrapeso que un Secretario o Subsecretario representa para el gobernador.

(Nomás hay que recordar lo que hizo Enrique Cárdenas González, desde la Subsecretaría de Hacienda que le dio su padrino Echeverría, con Agapito Ravizé. Carcomió tanto su autoridad, que el tampiqueño pareció realizar turismo político en la capital del estado. Esa capacidad de maniobra permitió al victorense tejer una de las redes de poder, más perdurables en el Tamaulipas moderno. Y eso, en las mismas barbas del temible jugador de Paco que fue el gobernador jaibo).

 ¿A qué viene todo ese cuento?

  La mención, es para contextualizar –y dimensionar- el miedo que circula en la administración estatal. El preliminar destape de Eugenio Hernández Flores para presidir el Consejo Técnico del CEN del PRI inquietó a buena parte de los beneficiarios de las políticas de Egidio Torre Cantú. Ven en el arribo del ex gobernador a esa posición como el inicio de la recuperación y reagrupación, de uno de los factores que ya suponían en agonía.

La resurrección de Hernández Flores parece milagrosa. El gobierno estatal esperaba que el turbulento escenario nacional devorara al ex gobernador. Al parecer no fue así. O al menos hasta el momento, no ha sido así. Los esfuerzos de los aliados del gobernador no fueron suficientes para cerrarle el paso e impedir su llegada a la Nomenklatura.

Decir que el ex gobernador está en camino a un Secretaría o una subsecretaría sonaría tan desfasado como pretencioso. Sobre todo cuando falta el último filtro: la votación del Consejo Nacional del PRI; y librar  el más complicado obstáculo: ganar la Presidencia de la república.

Mal le fue a Egidio la semana pasada. El pérfido de Calderón hizo del sur de Tamaulipas una zona de excepción de facto (con la destitución de los policías preventivos por miembros de las fuerzas armadas) y Eugenio se fue por la libre.

Mala leche..?

Mala fortuna..?

Mala suerte..?

Como dijo el general Álvaro Obregón…

 

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