Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
16 de mayo, 2011
1.- Con discursos se construye la demagogia nuestra de cada día. Felipe Calderón se dejó caer con una halada o dos mejor dicho, en menos de 24 horas que lo sitúan como el hablantín más rápido del oeste.
Primero se comparó con Churchill en eso de la guerra que todos sufrimos, y después se aventó la puntada de pretender competir con los países más desarrollados en el penoso asunto de la educación.
Nota del autor: en las señaladas naciones se destina alrededor del ocho por ciento del producto interno bruto a la formación de niños y jóvenes, algo más de lo que recomienda la ONU, mientras en México no va más allá del uno por ciento y pue-que-menos, depende del estado de ánimo del secretario de Hacienda en turno. Sea que en las comparaciones ya empezamos mal porque hasta el más tontín de la clase entiende que sin recursos no iremos a ninguna parte por más que la patria lo demande.
Calderón es o se hace. Vea esta parte del mensaje con motivo del día del maestro: “no debemos deslumbrarnos ni quedarnos quietos o asombrados porque otros países tienen mayores avances educativos, ¡alcancemos a esos países!” (en el discurso original faltaron las interjecciones que van por cuenta del escribidor).
¿Y qué tal este otro párrafo?: “México necesita una educación moderna, humana, equitativa, humanista y de calidad que permita al estudiante conseguir empleos bien pagados para triunfar en un mundo que compite ferozmente”.
Que diga FCH dónde está lo que pide y de dónde va a sacar los empleos cuando en la creación de los mismos ha fracasado en toda la extensión del abecedario. Digo porque si “ a esas vamos”, así decía mi querida abue, que también explique, ¿ por qué nombró a Alonso Lujambio secretario del ramo cuando dicho sujeto sabe de educación lo que el columnista de física cuántica?. Y eso que el de la voz pasa y repasa “Ángeles y demonios” de Dan Brown en el capítulo dedicado a la creación de la antimateria quedando siempre con la cara de ¿what?, es decir, más confundido que una tortuga en un baile de disfraces.
En este sentido pa’ mi que nadie le avisa a Calderón de las evaluaciones internacionales que por costumbre colocan a México en el cabuz del aprovechamiento intelectual. Sea en la mera retaguardia, pa’ llamarlo de una forma elegante y no como vulgarmente se le conoce.
Lo cierto es que transcurrido el 15 de mayo cada vez estamos más convencidos de que al gobierno federal la educación le importa una pura y dos con sal. De otra forma desde hace muchísimo tiempo hubiera atendido cuando menos, la recomendación de la ONU.
¡Ah!, pero deje y le cuento de Elba Esther Gordillo que no quiso quedarse atrás pidiendo evaluar al magisterio a nivel nacional quesque “pa’ elevar la calidad en el servicio”. Debiera evaluar pero las condiciones en que sobreviven los profes obligados a mantener a tanto parásito del SNTE. Ya le digo que la ñora se autonombró “presidenta vitalicia” de la organización.
Total que mientras sean palabras han de confundirse con el viento y desaparecer. ¡Ah, chingá!
Y ya “encarrerao el ratón” y a propósito de demagogia, hubieron de pasar más de cinco meses pa’ que en Tamaulipas autoridades y sindicato empezaran a ponerse de acuerdo. Al menos son las apariencias, todavía falta que la burocracia cumpla, aunque como andan las cosas hay que esperar “lo pior”.
2.- En el estado de México iniciaron las campañas rumbo a la gubernatura. Por allá el priista Eruviel Ávila prometió que en llegandito al cargo eliminará la tenencia vehicular y de paso el aborrecido IETU que trae a los contribuyentes hablando solos. Ojalá y alguien se acuerde que en Tamaulipas padecemos los mismos dolores.
SUCEDE QUE
Carlos Castro Medina debe andar muy urgido como pa’ aceptar una chamba de medio pelo. Carlos es hijo del profesor Edmundo Castro funcionario que lo fuera durante el sexenio de Treviño Zapata.
Mientras tanto Luchino Cervantes se truena los dedos pa’ que la visita de Humberto Moreira no sea de contratiempos, con eso de que el dirigente estatal dejó “ la víbora chillando” en más de la mitad de los municipios donde se renovaron los respectivos comités. Por lo pronto Luchino está obligado a aprender a bailar de perdis como “los cholos”.
Y hasta la próxima.