Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
16 de febrero, 2012
Con todo y la poca credibilidad que arrastran, las encuestas para medir las preferencias electorales atraen la atención de los políticos y el que tiene dinero para pagar una encuesta profesional, la paga. Que luego los resultados no sean de su agrado y opte por ocultarlos, es otra cosa.
A menos de cinco meses de las elecciones, las encuestas empiezan a armar mucho ruido. La última de la empresa Mitofsky le otorga a Enrique Peña Nieto 40 puntos, a Josefina Vázquez Mota 24 y a Andrés Manuel López Obrador, 17.7. Antes de que el PAN definiera a su candidata presidencial, la diferencia entre Peña Nieto y Vázquez Mora era de 20 puntos. En menos de una semana, la diferencia se redujo 6 puntos.
Ahora bien, ¿qué tanto representan estos 16 puntos de ventaja para Peña Nierto? Veamos las cifras previas a la elección del 2006.
En mayo de 2005, cuando ya estaba claro que el candidato presidencial de la izquierda sería López Obrador, el PRD tenía una ventaja de 42.5 por ciento, en tanto que la del PRI era de 24.3 y la del PAN de 20. En el PRI se discutía si el candidato sería Roberto Madrazo o Arturo Montiel y en el PAN la pelea era entre Santiago Creel y Felipe Calderón.
En noviembre de 2005, ya definidos los tres candidatos presidenciales, Andrés López Obrador acaparaba el 29.5 por ciento de las preferencias, Felipe Calderón el 25.7 y Roberto Madrazo el 24.4. Para entonces ya se daba una guerra de declaraciones descalificando a las encuestas. López Obrador decía que en sus propias encuestas llevaba una ventaja de 10 puntos.
En enero del 2006, López Obrador seguía punteando las encuestas con el 38.7, Calderón tenía 31 y Madrazo, el 29.2. Seguía habiendo una ventaja de 7.7 por ciento para el tabasqueño. Un mes después, la ventaja de López Obrador se amplió a 9.6 por ciento al obtener 39.4, 29.8 Calderón y 27.5 Madrazo.
En marzo, López Obrador obtuvo 37.5, Calderón 30.6 y Madrazo, 28.8; en abril, por primera vez Calderón superó a López Obrador al obtener un 35 por ciento, contra un 34 del tabasqueño y un 27 de Madrazo.
En mayo, López Obrador y Calderón quedaron empatados con un 34 por ciento y un 28 de Madrazo. Para entonces, López Obrador insistía una y otra vez en decir que en sus encuestas llevaba una ventaja de 10 puntos, pero nunca las mostró. Fue perdiendo votos porque manejaba un discurso de confrontación con todo mundo y adelantó los resultados de los juicios a que sometería a sus adversarios. Después vino la elección y lo demás ya es historia.
La revisión del proceso electoral 2005-2006 muestra claramente que no hay nada escrito en una elección y que si bien hay ventajas para ciertos candidatos, estas ventajas no son inamovibles.
Hoy las encuestas le dan una ventaja a Enrique Peña Nieto, pero no significa que tenga el triunfo en la bolsa. El y su partido tienen que trabajar para conservar esa ventaja, pero igual harán los otros candidatos para intentar alcanzarlo y superarlo.
El voto duro del PRI dejo de ser definitivo en las elecciones, desde hace muchos años. Hoy para ganar necesita algo más que ese voto duro.