Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
2 de abril, 2012
Salvo los candidatos del PRI y el PAN, en el resto de los partidos, a nivel local la caballada está muy flaca.
La batalla por los votos se va a dar entre esos dos partidos, el resto ha postulado candidatos de relleno que difícilmente podrán levantar el vuelo. Y aún entre los candidatos del PRI y el PAN, las ventajas se inclinan a favor del primero, por toda esa estructura electoral con que se cuenta, y por la tradición histórica que suele favorecerlo. Claro, las campañas aún no se escriben.
Aunque en esta competencia, el PRD llega con muy buenos números nacionales, a nivel local, esos números no se ven y basta revisar los datos de la elección del 2010 en la que Lizbeth Marín fue candidata a diputada local. Saco tan pocos votos que no vale la pena citarlos. Hoy, la intención es aprovechar la imagen de Andrés Manuel López Obrador, que sin duda la tiene, pero no en los niveles del 2006, para que le dé votos a la candidata local. La fotografía de este momento, ubica al PRD en el tercer lugar, pero muy distante del primero y segundo lugar.
La competencia se va a dar entre el PRI y el PAN, no solo porque son los que tienen mejor estructura territorial, sino porque además y tienen el plus que les dan sus candidatos nacionales que, por el momento, sin quienes se disputan la presidencia de la república. El PRD está esperando que los candidatos del PRI y el PAN cometan errores que los tumben del lugar privilegiado que ocupan en estos momentos.
Que no haya competencia, debe preocuparnos a todos. Si este panorama no cambia en las siguientes semanas, hay el riesgo de que la participación ciudadana sea reducida y eso no le conviene ni siquiera al que gane, pues siempre es mejor ganar con un gran respaldo ciudadano que ganar aprovechando la baja votación.
Ciertamente las campañas aún no empiezan y a los partidos, no solo a los favoritos sino a todos, les toca incentivar a la ciudadanía para que participen.
Los ciudadanos que no votan, tienen más de tres meses para reflexionar si vale la pena seguir en esa actitud o si se deciden a salir a votar y con su voto empujar los cambios que la sociedad necesita, cambios que se pueden generar democráticamente. Estos ciudadanos deben descartar el voto nulo y el abstencionismo, ni uno ni otro ayudan a la democracia porque en teoría un voto es suficiente para ganar, sin importar que de todo el padrón solo salga a votar el 5 por ciento.
Como bien dicen los spots del Instituto Federal Electoral, hay que revisar las propuestas de los candidatos y sus partidos y decidir a quién le creemos y le damos el voto. No debemos creerles a quienes proponen soluciones parecidas a las de los productos milagros.
No hay soluciones mágicas para ninguno de los grandes problemas nacionales, por más que de pronto surja algún payaso ofreciendo lo contrario.
No queda más que analizar a los candidatos y a sus propuestas y apoyar si no al mejor, sí al menos malo.