Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
21 de abril, 2012
Tiene razón el PRI cuando dice que hay rezagos en la educación. Lo que es poco creíble, es que con su regreso a Los Pinos las cosas se vayan a componer de manera automática.
Y es que los rezagos en la educación se arrastran de todo la vida y hasta ahora ha hecho falta una política de Estado orientada a superar los grandes rezagos educativos. Independientemente de lo que opine cada quién, es evidente que el mejor Secretario de Educación que ha tenido México ha sido José Vasconcelos y ocupó ese cargo en la década de los años 20, cuando formalmente no existía el PRI. Otro buen Secretario lo fue Justo Sierra, que cumplió con su responsabilidad en los tiempos de Don Porfirio, de 1905 a 1911; Después de ellos habría que citar a Jaime Torres Bodet, en el sexenio de Adolfo López Mateos; y a Agustín Yañez, en el sexenio de Gustavo Días Ordaz. Fuera de esos cuatro, los demás encargados del despacho han sido grises, incluidos personajes como Josefina Vázquez o Porfirio Muñoz Ledo, que con ser un hombre tan inteligente y culto, no quiso trascender.
Vasconcelos promovió la alfabetización, la construcción de escuelas, la impresión masiva de libros; Torres Bodet y Agustín Yañez, impulsaron la alfabetización y la capacitación del magisterio. Justo Sierra publicó muchos libros, incluida su exaltación a Juárez.
Los cuatro personajes que citamos, amaban los libros y se entregaron a su responsabilidad con patriotismo porque sentían suyo el compromiso de educar a un pueblo inculto, en lo que lo básico es alfabetizarlos y después alentarlos a no dejar su preparación intelectual durante el resto de sus días.
Algún día regresara a la SEP un ministro que más que político sea un amante de las letras, o un pedagogo, que no tema que los alumnos se conviertan en maestros y superen a sus enseñadores.
Y a propósito de maestros, en el Partido Nueva Alianza ya están hartos de que el profesor Bruno Delgado Almaguer no esté haciendo campaña para ganar la diputación federal. El hombre no quiere invertir un solo centavo, no ha contratado ningún tipo de propaganda, no da recursos para apoyar a los activistas con gasolina, agua, comida, ni nada, ni quiere salir a caminar a las calles, porque dice que el calor esta tan fuerte que le pueden salir ronchas en la piel.
Eso sí, cuando Arnulfo Rodríguez anda en Nuevo Laredo aprovecha para pegársele en las reuniones, en los almuerzos, en los eventos partidistas y anda tan junto de él, que a veces más que candidato a diputado parece su guarura.
El problema de Nueva Alianza es que Bruno Delgado siempre ha sido así. Cuando fue regidor, rara vez asistía a la presidencia municipal y en las juntas de cabildo era convidado de palo, pues solo hablaba durante el pase de lista. En las reuniones de comisiones era igual, pocas veces participaba, pretextando el cumplimiento de comisiones sindicales.
En pocas palabras, al señor le gusta la gueva y ni modo, Nueva Alianza cometió el error de hacerlo candidato y tendrán que aguantarlo en lo que resta de la campaña, porque va a ser imposible cambiar su forma de ser a estas alturas de la vida.