Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
24 de abril, 2012
Si alguien le está dando seguimiento a las campañas, son los políticos y a los que les interesa la política. En cambio el ciudadano común está metido en sus propios asuntos. Las campañas siguen sin prender.
El problema con la ausencia de entusiasmo en las elecciones es que esto se puede traducir en una baja votación.
En el 2006, el entusiasmo y encono que provocaron las campañas, motivo una participación de más de 41.7 millones de votantes, de un total de 71.3 millones de electores registrados.
La votación del 2006 fue ligeramente mayor a la del 2000 con 37.6 millones y de la de 1994 con más de 35 millones.
En el 2000, por primera vez se dio la alternancia en la presidencia de la república y Vicente Fox obtuvo el triunfo con 15 millones 989 mil 638 votos, menos de un millón que los votos que en el 94 le dieron la victoria a Ernesto Zedillo, con 17 millones 181 mil 651 votos.
Es preocupante que las campañas no prendan, pues eso se traduciría en una baja votación, aunque ciertamente eso no impediría la victoria de quien obtenga más votos, aunque quienes voten sea una minoría.
Mientras tanto, el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador dijo que de llegar a la presidencia de la república, fijaría su sueldo en 100 mil pesos mensuales y buscaría reducir los salarios de quienes ganan hasta 600 mil pesos mensuales, como los ministros de la suprema corte de justicia de la nación y los funcionarios del IFE, que andan por arriba de los 300 mil.
Más que reducir salarios, lo que el ciudadano quiere de los funcionarios es que no roben, porque luego de que tienen unos super sueldazos, además de otras prerrogativas, como vehículo del año, chofer, guaruras, boletos ilimitados de avión, comidas en restaurantes, hospedaje en los mejores hoteles, etc., también aprovechan el poder para hacer negocios que les reditúen ganancias fabulosas.
Si los funcionarios no fueran rateros, nadie se incomodaría por lo que ganaran, si aparte cumplieran con decoro con la tarea encomendada.
Reducir salarios por supuesto que es bueno, pero hay que empezar por cuidarle las manos a los funcionarios y no dejarlos que roben, al menos no tan abierta y descaradamente.
Por otra parte, cuando Irma Serrano incursionó en la política tuvo la capacidad de autocrítica de definirse como “una loca en la política”.
Pues bien, cuando Diana Chavira fue diputada local su propuesta más razonable fue proponer que se cambiara la fecha de la celebración de la Revolución Mexicana para el 29 de noviembre, fecha luctuosa en la que se recuerda a Juan Antonio Guajardo.
Ahora, la conflictiva mujer se dice víctima de un complot en su contra orquestado por la secretaria general del PRD, Dolores Padierna, para despojarla de su candidatura al Senado. Si dentro de sus loqueras, esta denuncia está sustentada, la señora Chavira haría bien en empezar a preocuparse, porque Dolores Padierna, a diferencia de Josefina Vázquez, si tiene los pantalones bien puestos y en un descuido atrae su atención y le da un patadón en salva sea la patria.