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Pena ajena

Raúl HERNANDEZ

22 de febrero, 2013

Atestiguamos la entrega de una solicitud de parte de Francisco Javier Estebane en la que le  adelanta al PAN que se registrará como candidato a la alcaldía.

Fue un acto de pena ajena. La mayoría de los presentes  menospreció o de plano se mofó de Estebane y no falto quien lo acusó de esquirol  del PRI.

Abiertamente lo rechazaron personajes como Rafael Pedraza, Oscar Villa, José Guadalupe Bautista y Carlos Bulás. Al hombre no lo quieren y abiertamente se lo hacen saber.

Que Estebane apeste en el PAN, en cierta manera es natural. Durante los últimos tres o cuatro años se ha dedicado a criticar lo mismo a dirigentes y candidatos del PAN y eso no se vale. Cuando uno se afilia a  un partido, se inscribe en un club social, en un gimnasio  en un club  literario, es porque comparte los intereses del resto de los socios y cuando les hace una crítica, lo hace de manera respetuosa y en privado, porque nadie tiene porque enterarse de problemas ajenos. 

Estebane se ha convertido en una piedra en el zapato de algunos panistas a los que no les gusta su modo frontal de decir las cosas y como tiene poderosos compadres, lo acusan de estar al servicio de alguno de ellos, pero lo curioso es que Estebane vive con los mismos problemas que muchos mexicanos: tiene deudas y para pagarlas, a veces tiene que adquirir nuevas deudas para pagar la que ya se venció.   Tener  poderosos compadres no lo ha beneficiado.

Francamente no  nos imaginamos a los amigos de Carlos Slim, teniendo problemas para pagar el recibo de teléfono; o a  los amigos de Enrique Peña Nieto, quedarse en medio de la calle, porque se le acabo la gasolina a su vehículo, por falta de dinero.

Estebane es uno y sus compadres son otros, pero eso lo saben pocos.

Por nuestra parte seguimos pensando que Estebane debe mandar al carajo al PAN, antes de que el PAN lo mande a él. Hasta ahora ser militante del PAN  le ha dado problemas y malos momentos.  Con  su estilo de ser, no encaja en el PAN de hoy. Bien puede salirse y darle tiempo al tiempo, como lo hizo Manuel Espino quien renunció al PAN,  asqueado  de que se convirtió en un apéndice de Felipe Calderón quien mandó la democracia panista al baúl de los recuerdos. Ya sin Calderón manejando directamente al PAN, Espino  dice estar  dispuesto en el futuro a analizar si vale la pena regresar al que una vez fue su partido.

A diferencia de Espino, el señor Estebane se aferra a seguir en el PAN y se aferra a pelear con molinos de viento. Quiere revolucionar a un  partido, en el cual la mayoría no comparte su  forma de ser y si realmente comparte la vocación democrática que el PAN defiende en sus documentos, mejor haría en aceptar la decisión  de la mayoría y esperar nuevos  momentos.

La política no es un ejercicio para todos.  Hay quienes   deben seguirla desde lejos, para no salir lastimados, como les pasa  muchos, porque ser políticos, hacer política, es un arte que no se les da a todos, ni siquiera a los que nadan en dinero y pueden contratar docenas de asesores, pues lo tonto no se les quita.

 

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