Con todo el Poder de la Información

Luis Alonso Vásquez

Dirección General

Martha Isabel Alvarado

Sub Dirección General

Logotipo Reportes en la Red
El Partenón
Alberto Guerra Salazar

Al rescate de laguna en Reynosa

Alberto Guerra Salazar

José Inés Figueroa

El vaso casi lleno

José Inés Figueroa

Arnoldo García

Desatados

Arnoldo García

Nuevo Laredo

Triste alienación de identidad

Raúl HERNANDEZ

7 de marzo, 2013

El panista Francisco Javier Estebane anda contento porque crece la inconformidad por la imposición de Carlos Canturosas. Como se sabe, uno de los inconformes es el ex presidente del Comité Municipal, Eliseo Raúl Huerta, pero ahora se acaba de sumar otro ex dirigente local, molesto porque en el PAN, Rafael Pedraza le hace el feo.

Estebane está confiado en que ganarle a Canturosas en una competencia interna ya no se ve tan difícil, porque está convencido de que los apoyos de Canturosas están fuera del PAN y entre la cúpula panista, pero que otra es la opinión de los militantes.  El problema es que  desde la Ciudad de México lo quieran imponer como candidato, de la misma manera en que ha pasado en los últimos años.

Tanto a Estebane como a este grupo de panistas inconformes los anima el reciente discurso de Gustavo Madero, en el Consejo Extraordinario del PAN, en el que dijo que “el PAN debe ser un partido que se distinga por su vocación democrática, como la mejor forma para tomar decisiones, para elegir dirigentes y candidatos, para conciliar nuestros intereses”.

En una dura autocrítica, expuso que “nuestro partido se convirtió en un satélite de los gobiernos  emanados de nuestras filas y, en el intento de participar en su ejercicio, nos desdibujamos como institución, contaminándonos de todo aquello que criticamos y propiciando una triste alienación de nuestra identidad”.

“Dejamos de lado nuestra vocación  por la autonomía y convertimos al gobierno en nuestro punto de unión, cuando  históricamente lo que nos ha unido siempre  es nuestra doctrina, nuestros principios y nuestros valores”, subrayó Madero.

Desde que surgió a la vida pública, hace más de siete décadas, al PAN le dio por promover su vocación democrática, pero en el sexenio de Felipe Calderón, el partido se  transformó en una agencia de colocaciones. El PAN se convirtió en un apéndice del gobierno y su vocación democrática  dejo mucho que desear.

Hoy tienen la razón  personajes como Francisco Javier Estebane, Juan Manuel Ramos, Eliseo Raúl Huerta, y otros no tan conocidos, cuando piden que sean los militantes los que toman las decisiones y sean ellos los que se equivoquen, porque ya están cansados de que desde la Ciudad de México se impongan candidatos que no dan resultados en las urnas y de paso dejan herencias malditas en el cabildo, pues los que ocupan un asiento,  jamás se  acercan al partido.

A mí, la verdad, siempre me ha gustado más el PAN de la década de los ochentas y noventas, con personajes como Eloy Vega, Evangelina Hernández, Gustavo Adolfo Valdez, Roberto Delgado,  Francisco García Lozano,  Cecilio Grimaldo, Noe Infante,  Rafael Orozco, entre otros. Eran personas integras. Algunas perdieron  negocios y familia, en sus batallas con el PAN y a favor de la democracia y Nuevo Laredo.

Después de ellos llegó una camada de panistas alejados de la gente, a los que no les interesa ganar, sino  que se les ubique en los primeros lugares de la planilla de regidores para llegar al cabildo con el ánimo de resolver sus problemas económicos.

 

Más artículos de Raúl HERNANDEZ
El Partenón
Martha Isabel Alvarado

¿Así o más veloces?

Martha Isabel Alvarado

José Luis B. Garza

La frontera, un tercer país

José Luis B. Garza

Carlos López Arriaga

Doña Luz, su cara oscura

Carlos López Arriaga

Clemente Castro

Van contra la impunidad

Clemente Castro