Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
28 de mayo, 2013
Apenas iniciadas las campañas electorales, el candidato del PAN, Carlos Canturosas lanzó el reto al resto de sus adversarios para participar en un debate, propuesta que hasta ahora nadie ha respondido.
A diferencia de la campaña de presidente de la república, en la que si están regulados los debates, en las elecciones locales no. Así pues, que un candidato invite a los demás a debatir, queda en una mera invitación.
Ahora bien, esto de los debates siempre suena polémico. El candidato que en apariencia va arriba en las preferencias ciudadanas, no quiere exponerse a un descalabro y los que van abajo, proponen un debate para intentar crecer a costa del favorito.
El año pasado, cuando se realizó el debate entre los candidatos presidenciales, muchos ciudadanos se preguntaron sí valía la pena incluir al cómico que representó al Partido Nueva Alianza, cuando todo mundo sabía que no tenía posibilidades de ganar. Pues bien, un argumento similar es válido a nivel local. ¿Valdrá la pena hacer un debate e incluir a los candidatos que estadísticamente no tienen posibilidades de ganar?
Hasta ahora la competencia por la presidencia municipal se centra en el PRI y el PAN. No significa que los demás partidos no cuenten. En las democracias todos cuentan y los partidos minoritarios saben que para ganar tendrán que participar en una elección, y en otra, y en otra y así durante un prolongado tiempo. El que no tengan posibilidades de ganar no los obliga a formar alianzas con los partidos punteros y menos cuando ideológicamente son tan diferentes.
En estos momentos es temprano para un debate. Los candidatos y los partidos deben esforzarse más para que los ciudadanos conozcan sus propuestas y puedan tener mayores argumentos para decidir a quién darle el voto.
En otro tema, con todo y que el PRI tiene una planilla de regidores representativa de los sectores, la verdad es que salvo Arnulfo Tejada Lara, Marisela López Ramos y Héctor Bolaños, el resto no reúnen características que permitan verlos debatiendo en las reuniones de comisiones o en las juntas de cabildo. Más bien la mayoría se antoja para que sean meros invitados de palo y la verdad es que Nuevo Laredo ya está harto de cabildos mediocres. No se trata, tampoco, de tener elementos que de todo opinan, aunque no conozcan nada, pero si hace falta un cabildo donde se privilegie el dialogo y el debate.
Un cabildo no debe ser visto como un estorbo para el presidente en turno, sino como un aliado y lo será en la medida en que a los regidores se les permita participar, proponer, oponerse, debatir.
Sin embargo, en los últimos años los presidentes municipales han acaparado el poder y no siquiera han permitido que en sus ausencias un miembro del cabildo lo remplace. La última regidora que durante días estuvo al frente de la presidencia municipal fue Irma Alvarado de González, en el primer trienio de Horacio Garza Garza.