Luis Alonso Vásquez
Dirección General
Martha Isabel Alvarado
Sub Dirección General
23 de julio, 2013
En pleno período vacacional se dio el cambio del delegado de Profeco, donde sale Miguel Marmolejo y en su lugar entra Eduardo Anaya, un ex fiscal del estado, que se supone debe tener mayor experiencia para desahogar las denuncias de los usuarios.
Aquí lo interesante es ver si este cambio se da como parte de un proceso natural --recuérdese que recién se acaba de hacer cargo de la delegación estatal, el doctor Felipe Garza Narváez— o si es parte de los cambios que los priistas están esperando, luego de la debacle del pasado 7 de julio.
Y es que tras perder la presidencia municipal, los priistas necesitarán espacios públicos para mantener vivo a su partido y la mejor forma de hacerla es con funcionarios que den resultados, en oficinas estatales y federales. Esto le permitirá, a partir de octubre de este año, a los ciudadanos poder comparar los resultados que da un funcionario panista y un funcionario priista.
Por supuesto, en la función pública no hay las soluciones mágicas que se ofertan en campaña y será el trabajo el que hable por los funcionarios. Es muy fácil ofrecer todo tipo de obras, pero lo difícil es conseguir los recursos suficientes para realizarlas. Pero antes habrá que ver si finalmente se hacen cambios en las dependencias estatales y federales y si los que llegan cumplen con el perfil que se requiere para fortalecer la imagen del PRI. Por lo pronto los nombres de Oscar Hinojosa y José Manuel Abdala sigue sonando el primero para la Secretaría de Economía y el segundo para la Subdelegación del Seguro Social, en tanto que el ex alcalde Arturo Cortés Villada insiste en obtener la aduana, a pesar de que le va bastante bien en sus negocios.
Mientras tanto, el regreso de los agentes de tránsito -- que estuvieron fuera de actividades durante dos años-- ha provocado comentarios a favor y en contra.
Obviamente los que más se molestan, son a los que les gusta conducir a exceso de velocidad y no respetar señalamientos.
Los dos años que no tuvimos tránsitos fue una magnífica oportunidad para demostrar como ciudad que no necesitamos agentes para conducir con respeto a las leyes viales. En vez de eso, medio mundo aprovecho para pasarse los altos, sabedores de que nadie les diría nada; para estacionarse en doble fila, en la banqueta y en lugares prohibidos; para no respetar las luces rojas; para conducir a exceso de velocidad. Por automovilistas como esos, es que la ciudad necesita agentes de tránsito, con todo y que más de uno aprovecha ese pequeño poder que tiene, para detener vehículos y darse vuelo aplicando multas.
Los agentes de tránsito están de regreso, eso ya no se puede evitar y ahora hay que conducir con apego a las leyes viales. Si usted suele hacerlo siempre, no debe preocuparle la presencia de los agentes, pero si es de los que no respeta las leyes, ¡Cuidado!, porque si lo detienen a lo mejor le aplican cinco o seis multas, para resarcirse de las pérdidas que tuvieron durante los dos años que estuvieron fuera de circulación.