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Alto a deportaciones

Raúl HERNANDEZ

29 de julio, 2013

La diputada local Rosa María Alvarado Monroy, reiteró su llamado para que el gobierno mexicano  pacte con su contraparte estadounidense, para  frenar  las deportaciones a través de Nuevo Laredo.

La legisladora señala que como resultado de estas deportaciones, el 56 por ciento  de los residentes de  Nuevo Laredo provienen de otras partes del país, contra un 44 de los que si nacieron en esta ciudad.

Dice que  estas deportaciones –entre 200 y 300 por día— provocan que  los deportados se queden en Nuevo Laredo, lo  que se traduce en una mayor demanda de servicios, además de que hacen  falta  fuentes de empleo.

Los deportados  originan que anualmente el gobierno municipal destine fuertes cantidades de dinero en el pago de transporte y atención a los migrantes, tarea en  la que también  participa la iglesia católica que cuenta con  varios comedores para ofrecerles al menos un taco.

Este asunto de los deportados es un tema de toda la vida. La mayoría de ellos llegan al lado mexicano sin un cinco en el bolsillo, por lo que se ven obligados, literalmente, a mendingar, por necesidad. Como no tienen dinero, todo se les complica, pues  necesitan de un techo donde quedarse, necesitan comer, requieren ropa y  hasta para llamar por teléfono a sus familiares se les  dificulta.

Así como el gobierno  federal  cuenta con programas para  atender a los paisanos que  regresan de los Estados Unidos, de la misma manera debiera haber programas más completos para los paisanos deportados, los cuales antes de ser  expulsados trabajaron en el vecino país y enviaron dinero a sus familias residentes en México.

Por otra parte, no se sabe cuál será el destino de la diputada Rosa María Alvarado ahora que culmine su  tarea como legisladora.

Al convertirse el PRI en oposición, Rosa María solo tiene dos opciones, o integrarse a la administración pública  ocupando una posición  estatal o bien,  asumir una tarea partidista.

Rosa María ya fue presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priistas, donde  hizo buen papel, pero lo lógico es que quiera seguir ascendiendo, así que lo más  natural es que  le interese la dirigencia municipal del PRI,  posición en la que hasta ahora Octavio Almanza Hernández suena como favorito.

Mientras tanto, como una  broma  suena  la versión del posible  regreso de Rodolfo Ramos Treviño a la secretaria  general de la CNOP. Ramos ya tuvo su momento al frente de la CNOP. Luego de su salida se marcó una  distancia con su sucesor, Benjamín García Marín y de paso con todas las organizaciones. Si a las organizaciones se les permitiera  opinar, seguramente  la mayoría no lo aceptaría de regreso porque  su ciclo ya se cumplió. Ramos tuvo su momento, bueno o malo, ya fue secretario general de la CNOP y ahora son otros los que deben  dirigir ese sector, máxime en los tiempos de un PRI opositor.

Claro, en la CNOP siempre ha prevalecido la  institucionalidad y la disciplina y si Ramos fuese impuesto, las organizaciones lo aceptarían sin  queja de por medio, pero de ahí a que las organizaciones  estén al borde del llanto, exigiendo su regreso, hay un mar de diferencia.

 

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