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8 de junio, 2009

Irresponsabilidad, corrupción, apatía. Esto y más se conjugó para que fuera posible una de las más grandes tragedias que se recuerden en el México moderno. El incendio en la guardería ABC de Hermosillo, que ha matado a más de 40 inocentes, no es más que el retrato diabólico de un sistema que ha operado por muchos años y que ha llegado a límites mortales. Desde que inició el IMSS con el método de guarderías subrogadas, hace veinte años o más, comenzó mal. Asignaciones inmerecidas y palomeadas por compadrazgos, complicidades groseras, instalaciones inadecuadas. Se aprovecharon de una necesidad de miles y miles de mujeres trabajadoras para hacer un ventajoso negocio. Hoy, ahí está el resultado de todo esto que comenzó mal y que requiere en este momento de una urgente revisión a fondo. Ante la subrogación, también se están subrogando las responsabilidades. Nadie, ni el director del IMSS, ni el gobernador de Sonora, ni el alcalde de Hermosillo han adoptado una actitud de responsabilidad cívica y humana con los padres y familiares de los niños muertos. Hasta el lunes por la noche, más de 72 horas después de la tragedia, ninguna autoridad se ha atrevido a mencionar nombres y apellidos de quienes son los responsables. Pasta de Conchos no se olvida. En lo de Coahuila, sin ser tragedias similares, hay analogías. En la mina también privó la irresponsabilidad, la complicidad gubernamental. Nunca hubo un informe serio, una investigación profunda. Nunca hubo verdaderos responsables. La desgracia de la guardería ABC puede volver a pasar mañana. Hay 1500 posibilidades en todo el país. Sin ir más lejos, este lunes 8 de junio, 3 días después de la desventura, el propio IMSS en un boletín reconoció que al menos 137 niños y 42 trabajadores de la guardería “Educación y Desarrollo Infantil”, ¡de Hermosillo!, fueron desalojados tras producirse un corto circuito en sus instalaciones. Produce todo esto vergüenza. Quienes tenemos hijos nos imaginamos el dolor de los padres que perdieron a uno. Debe ser un golpe terrible, demoledor. Aniquilante. Justicia. Ningún niño muerto volverá. Pero nadie quiere que esto se repita. Nunca.
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